Conoce los ríos que viajan por el cielo hasta desembocar en Chile
¿Imaginas el río Amazonas flotando sobre nuestras cabezas? La analogía vale para explicar los ríos atmosféricos, increíbles flujos de vapor de agua se desplazan miles de kilómetros por el aire.
Aunque resulte increíble, es verdad. Los ríos flotantes existen y se les conoce como Ríos Atmosféricos (RA). “La lluvia que cae sobre el centro-sur de Chile es mayormente alimentada por vapor de agua que ha viajado miles de kilómetros desde su origen en el Pacífico ecuatorial y subtropical”, explica, René Garreaud, subdirector del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2) en su artículo “Ríos en el cielo, ríos en la tierra”.
“Para distribuir la humedad en el planeta, la atmósfera transporta vapor de agua desde los trópicos hacia zonas extratropicales. La forma más eficiente, y que produce casi el 90% del transporte total, es a través de los ríos atmosféricos”, señala, Diego Campos, climatólogo de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) en su publicación “El largo viaje del agua que nos llueve”.
Los ríos atmosféricos son largos y angostos corredores de flujo horizontal de vapor de agua. “Se ven como grandes filamentos, o brazos de humedad, que se desprenden desde las zonas tropicales y que viajan por miles de kilómetros. Su máximo flujo de humedad ocurre a sólo uno o dos kilómetros de la superficie y es la acción del viento la que hace que esta humedad se comience a transportar”, detalla Campos.
Pero no siempre cumplen la ruta completa, porque apenas surgen “es muy posible que se condensen y precipite en los siguientes días, por lo que el vapor no alcanza a recorrer todo el río. Esto explica cerca del 50% de la precipitación sobre los océanos en las latitudes medias”, afirma Garreaud, doctor en ciencias atmosféricas.
Chile, uno de los destinos
Cuando el vapor de agua, que viajó miles de kilómetros por el océano Pacífico, se conecta con un sistema frontal (baja presión) le aporta a este una gran cantidad de lluvia, la cual puede caer de manera torrencial en un lapso acotado.
René Garreaud describe que “el efecto más notable de los ríos atmosféricos ocurre cuando arriban a las costas occidentales de los continentes, como el sur de Chile o el oeste de Norte América. En nuestro caso llegan entre 30 y 40 a la costa cada año, con mayor frecuencia entre las regiones del Bío Bío y Aysén. Como el aire debe ascender sobre las montañas de las cordilleras de la Costa y de los Andes, ocurre enfriamiento, condensación del vapor y precipitación. Así, los RA dan cuenta de más del 60% de la precipitación anual en gran parte de Chile”.
Diego Campos revela que “si lleváramos todo el vapor de agua que los ríos atmosféricos transportan sería algo así como el doble del caudal del Amazonas flotando sobre nuestras cabezas”. Impresionante.