Cuidados del árbol de jade: luz, riego y consejos para mantenerlo sano todo el año
Resistente, elegante y de bajo mantenimiento, el árbol de jade es el compañero ideal para quienes buscan darle vida a sus espacios sin demasiadas complicaciones.

El árbol de jade (Crassula ovata) es una de las suculentas más queridas a nivel mundial, especialmente en países como Chile, donde el gusto por las plantas de interior ha crecido enormemente en los últimos años.
En muchas culturas asiáticas, se considera un símbolo de buena fortuna, riqueza y longevidad, por lo que es habitual verlo cerca de entradas o ventanas. Además, su longevidad es notable: bien cuidado, puede vivir décadas e incluso convertirse en una verdadera herencia familiar.
El riego: ¿poco o mucho?
Cuando se trata del jade, la frase "menos es más" nunca ha sido tan cierta. Su estructura está diseñada para almacenar agua, por lo que el exceso de riego es su principal enemigo. En primavera y verano, riega solo cuando la tierra esté completamente seca al tacto. Eso puede significar entre una vez cada 10 o 15 días, dependiendo del clima de tu ciudad.
Durante otoño e invierno, cuando entra en reposo, deberás espaciar aún más los riegos, a veces hasta una vez cada 3 o 4 semanas. Es fundamental utilizar macetas con orificios de drenaje y suelos livianos que no retengan el agua por mucho tiempo. Una señal clara de exceso de riego es la aparición de hojas blandas o transparentes.
¿Cuánta luz necesita el árbol de jade?
El jade necesita abundante luz para desarrollarse bien. Idealmente debe recibir al menos 4 a 6 horas diarias de luz natural brillante. Una ventana orientada al norte, este o poniente será perfecta en la mayoría de las ciudades chilenas.

Si bien tolera algo de sombra, crecerá más lento y sus tallos tenderán a debilitarse si no recibe suficiente sol. Por eso, en interiores poco iluminados, es recomendable rotarlo de posición o complementar con luz artificial.
En exteriores, disfruta estar al sol, pero en verano, especialmente en zonas como el valle central donde el sol es muy fuerte, conviene protegerlo durante las horas de máxima intensidad para evitar quemaduras en las hojas.
Consejos para mantenerlo sano todo el año
Si quieres que tu jade prospere y se mantenga impecable durante todo el año, considera estas recomendaciones esenciales:
- Maceta adecuada: Prefiere macetas de barro o cerámica sin esmaltar, que ayudan a evaporar el exceso de humedad más rápidamente que las de plástico.
- Sustrato ideal: Usa una mezcla específica para cactus y suculentas o prepara tu propio sustrato mezclando tierra de jardín, arena gruesa y perlita.
- Poda inteligente: Recorta ramas largas o débiles a finales del invierno para mantener una forma redondeada y favorecer la brotación de nuevas ramas.

- Fertilización controlada: Durante la época de crecimiento (primavera-verano), un fertilizante líquido para suculentas, aplicado una vez al mes, ayudará a mantenerlo vigoroso.
- Protección contra el frío: Aunque puede soportar breves descensos de temperatura, si vives en zonas donde las heladas son frecuentes, es mejor moverlo al interior o cubrirlo durante las noches más frías.
Además, revisa ocasionalmente si aparecen cochinillas o pulgones, plagas comunes que pueden afectar su aspecto. Un tratamiento simple con agua jabonosa suele ser suficiente para eliminarlas.
¿Puede florecer?
Aunque no es su característica principal, el árbol de jade puede florecer, especialmente cuando se cultiva en exteriores o en interiores con condiciones casi perfectas.

Sus pequeñas flores en forma de estrella, de color blanco o rosado pálido, aparecen generalmente a finales del invierno o principios de la primavera.
El secreto para lograr la floración radica en dos factores:
- Un leve estrés hídrico durante el otoño (menos riegos).
- Exposición a temperaturas frescas pero no heladas.
Este estímulo natural anima a la planta a entrar en su ciclo reproductivo y producir flores como respuesta al cambio de estación.