Investigación revela sorprendente capacidad de los perros
Estudios publicados recientemente demuestran que los perros no sólo pueden comprender el lenguaje humano, sino que también son capaces de distinguir entre diferentes idiomas. Conoce aquí un poco más de las capacidades de nuestros mejores amigos.
Para quien ha disfrutado de la compañía de un perro como parte de su familia, es un hecho que son sensibles a nuestro estado de ánimo: si reímos a carcajadas suelen mover la cola y juguetear; si estamos tristes nos acompañan en silencio cómplice.
Pero desde el siglo XIX, cuando los estudios de Darwin marcaron el inicio de la rama de la ciencia que hoy conocemos como Etología, muchos científicos se han dedicado a analizar el comportamiento de los canes ante el lenguaje humano. Hace poco más de dos años la Universidad de Sussex dio a conocer los resultados de un experimento que permitía concluir que los perros son capaces de reconocer fonemas, independientemente de las personas que los pronunciaran. Este es, según los investigadores, el requisito para poder reconocer diferentes idiomas.
En diciembre pasado la Revista NeuroImage publicó los resultados de la investigación de un grupo de etólogos de la Eötvös Loránd University (Universidad ELTE) de Hungría, que concluyen que el cerebro del perro presenta diferentes patrones espectrales al escuchar un idioma conocido u otro desconocido.
En el experimento participaron 18 perros adultos con edad promedio 6,6 años, 9 de ellos machos y de diferentes razas: desde un cocker spaniel, pastores australianos, hasta mestizos. Todos fueron entrenados para permanecer inmóviles dentro de un escáner de resonancia magnética. De las 18 mascotas, sólo 2 estaban familiarizadas con el idioma español mientras que las restantes provenían de entornos donde se habla el húngaro.
Los perros dentro del escáner podían escuchar la grabación de un fragmento de “El Principito” de Antoine de Saint-Exupéry leído por dos hablantes nativos con similares timbres y entonación, además de ruidos de diversas fuentes.
Do you understand me, doggy?
Al analizar las imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) registradas en el proceso, se pudo probar la detección del habla diferenciada de otros sonidos, así como la representación del lenguaje en el cerebro de los perros. Las respuestas cerebrales de los animales fueron diferentes al escuchar un lenguaje conocido y otro desconocido.
En la corteza auditiva primaria de los perros se pudo identificar un patrón de respuesta diferenciado para el lenguaje hablado, independientemente del idioma en que lo escucharon, y para otros sonidos. Sin embargo en la corteza auditiva secundaria se detectaron respuestas cerebrales diferentes a los dos idiomas con características fonéticas muy diferentes, lo que sugiere que los perros, entrenados durante toda su vida en escuchar el idioma de su familia humana, pueden diferenciarlo de un lenguaje en otra lengua, aunque lo identifiquen como tal.
Este descubrimiento revelado por los investigadores de la Universidad de ELTE concluye que no sólo los humanos somos capaces de diferenciar las características auditivas de diferentes idiomas. Está por demostrar si sólo los perros han desarrollado esta capacidad, en su evolución de miles de años cerca del hombre. Experimentos similares en el futuro con otros animales podrán develar el secreto.
Imaginemos que no sólo el Dr. Dolittle podría dialogar fluidamente con sus pacientes de cuatro patas, ¿no es fascinante?
¿Cerebro de los humanos más grandes que el de los simios?
Si continuamos buscando respuestas sobre el órgano “coordinador” de las funciones en los humanos, podemos referirnos a las recientes investigaciones del Laboratorio de Biología Molecular del Consejo de Investigación Médica (MRC Medical Research Council) del Reino Unido, que concluyen que el cerebro humano triplica en tamaño el de nuestros parientes primates, y que además tiene 1.000 veces más neuronas. Aunque se han estudiado mucho los procesos evolutivos que tuvieron lugar en los primates, aún se conoce poco de los cambios ocurridos en el cerebro de la especie humana, desde que se separó de los primates.