El cambio climático contribuye al rápido aumento de personas alérgicas en el mundo
La OMS estima que, en el 2050, el 50% de la población mundial podría contraer algún tipo de alergia. El ojo está puesto en factores como el cambio climático y la contaminación del aire.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), estima que para 2050 la mitad de la población mundial se verá afectada al menos por un tipo de alergia o asma. El cambio climático de origen antropogénico contribuye en gran medida a esta frecuencia creciente a través de efectos directos e indirectos.
Las alergias aparecen cuando el sistema inmune reacciona ante una sustancia extraña llama alérgeno, que puede ser: polen, caspa de perro y gato, el veneno de algunos insectos, alimentos, etc. "Un mayor número de polen y su alergenicidad aumentan el riesgo de sensibilización al polen y de alergia en individuos susceptibles”, señalaron desde la OMS.
Además, se estima que para 2100 la cantidad de polen producido durante la temporada de floración podría aumentar en un 40 %, según una investigación publicada en Nature Communications, lo que plantea la necesidad urgente de comprender mejor los factores que impulsan ese aumento.
La prevalencia de las enfermedades alérgicas aumenta sustancialmente en todo el mundo, y sus factores son: el impacto del cambio climático, la contaminación del aire, la mala alimentación, y el uso inadecuado de medicamentos, etc.
El aumento de las alergias se da especialmente en las niñas y los niños, en quienes se observa la mayor tendencia de incremento en las últimas dos décadas, según advirtió la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica.
¿Por qué soy alérgico y qué significa?
La carga genética que tenemos y el ambiente que nos rodea se combinan, en algunos organismos, de tal manera que el sistema inmunológico genera una respuesta exagerada y negativa (alergia), frente a determinados estímulos o sustancias (llamadas alérgenos). Cuando una persona se expone a esos agentes alergénicos se encuentra en un estado de hipersensibilidad, ante una serie de fenómenos celulares y bioquímicos, estos revelan reacciones de diversas formas según cada persona.
Los alérgenos son los agentes responsables de las alergias, casi cualquier sustancia puede ser alergénica: medicamentos, alimentos, partículas en suspensión en el aire como: polen, moho, químicos, hongos, ácaros, caspa de los animales, etc. En contacto con el organismo el sistema inmunológico los reconoce como sustancias peligrosas, se "defiende" de lo que interpreta como un “ataque” y lo hace presentando distintos síntomas.
Los más comunes en las alergias son: conjuntivitis alérgica (lagrimeo y picor en los ojos), rinitis (aumento de la secreción nasal, picor, estornudos), urticaria y dermatitis (picor, enrojecimiento, edema, eritema en la piel), asma bronquial (tos, sibilancias y ahogos) y anafilaxia (reacción sistémica severa que compromete dos o más sistemas de nuestro cuerpo, por ejemplo, a nivel respiratorio y cutáneo. En casos muy graves o severos puede llegar a provocar un shock (afectación cardiovascular) con desenlace fatal si no se actúa a tiempo.
El cambio climático y las alergias
Las industrias y el tránsito vehicular en las grandes ciudades son algunos factores de riesgo para los alérgicos, debido a la emisión de gases contaminantes. Incluso el ambiente interno del hogar también puede ser un factor de riesgo si no existe una ventilación diaria adecuada.
Sabemos que la contaminación con gases de invernadero (GEI) contribuye al cambio climático, el acelerado aumento de las concentraciones de dióxido de carbono atmosférico (GEI principal), provoca un calentamiento global que interviene en el proceso de la fotosíntesis. Conjuntamente, el aumento de la biomasa vegetal y de la floración dan lugar a una mayor concentración de polen en el aire, explican desde la OMS.
El aumento de las temperaturas hace que la temporada de polen se adelante y se prolongue. Los contaminantes del aire aumentan la carga alergénica por polen y cambian la composición de los alérgenos. Al cambiar la situación de la flora, aumenta más el polen en el aire. Esta situación claramente puede afectar a las personas con susceptibilidad al desarrollo de alergias.
Incluso cuando la sequía y el calor dañan los bosques y los pastizales, algunos pastos, malezas y árboles que producen pólenes y provocan alergias, prosperan con el aumento de las temperaturas y las mayores concentraciones de dióxido de carbono, crecen y producen más hojas.
El calentamiento global, la sequía, las precipitaciones extremas, las ráfagas de viento, las tormentas eléctricas, la contaminación del aire, el agua y el suelo, y los cambios en el uso de la tierra, impactan profundamente la producción, liberación, dispersión y calidad del polen de las plantas. Un mayor recuento de polen y la alergenicidad aumentan el riesgo de sensibilización y alergia al polen en personas susceptibles.
Trabajos de investigación anteriores examinan las tendencias históricas y estiman que, en promedio, la temporada de polen en Estados Unidos llega 20 días antes, dura 8 días más y libera un 20 % más de polen al aire que hace 30 años. Si extendemos este panorama hasta finales de siglo, la temporada de polen podría comenzar hasta 40 días antes y extenderse 19 días más.
Los cambios geográficos y temporales de temperatura y humedad influyen en los patrones de vegetación y la fisiología de las plantas y modifican la distribución del polen. El polen puede viajar cientos de kilómetros y, con patrones climáticos cambiantes y distribución de especies alterada, es posible que las personas estén expuestas a especies de polen nuevas y extrañas de otras regiones geográficas y países.
El número de personas alérgicas crece día a día, y las causas incluyen distintos factores, como dijimos, no solo el cambio climático y la contaminación son los responsables, también existen factores de la vida moderna como: cambios en la dieta, uso inadecuado de antibióticos, y hasta el tipo de parto en el nacimiento de cada persona podría cambiar la microbiota (bacterias y otros microorganismos del cuerpo), con efectos en el desarrollo de algún tipo de alergia, explican desde Fundación Ayre.