El cambio climático está alterando la distribución de las tortugas bobas
Las tortugas bobas (Caretta caretta) son consideradas especies centinelas de los océanos, con las que puede determinarse el estado ambiental de una zona. Estudio señala que han debido adaptarse mucho más rápido que otras especies.
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Las tortugas bobas (Caretta caretta) reciben su nombre debido a su gran cabeza. De mandíbulas poderosas, son capaces de alimentarse de animales con caparazón, como caracoles, cangrejos y moluscos.
Esta especie de tortuga se puede encontrar en todo el mundo, principalmente en las regiones subtropicales y templadas de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico, y en el mar Mediterráneo. En el Atlántico, su área de distribución se extiende desde la isla canadiense Terranova hasta Argentina mientras en el Pacífico oriental, se han registrado desde Alaska hasta Chile.
En este océano las crías recorren desde las playas de Japón y Australia a las costas de Baja California, México, Perú y Chile para alimentarse. Pasan cerca de dos décadas creciendo hasta la madurez y luego migran de regreso a las playas donde nacieron para aparearse, anidar y vivir el resto de sus vidas.
Los cambios las están obligando a moverse rápido
Pero el calentamiento del planeta está teniendo impacto en la que era la rutina de esta especie. Investigadores de la Universidad de Stanford, EE.UU., estudiaron el desplazamiento que las tortugas bobas del Pacífico norte hacen para alimentarse y detectaron que el ritmo al que han debido cambiar sus zonas de alimentación ha sido seis veces más rápido que el promedio de la mayoría de las especies marina.
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El equipo analizó 27 años de datos (entre 1997 y 2024) sobre las tortugas bobas, la temperatura superficial del mar y la clorofila en el Pacífico Norte Oriental (en la Zona de Transición del Pacífico Norte). Sus resultados indican que las tortugas marinas siguen sus aguas de alimentación preferidas mientras se desplazan hacia el norte a un ritmo de 200 kilómetros por década.
Si bien esto habla de su capacidad de adaptación, también las enfrenta a riesgos como las redes de pesca y el aturdimiento en aguas más frías, amenazando a la especie que ya está en peligro de extinción.
“Los cambios en el océano están sucediendo más rápido de lo esperado”, indicó Dana Briscoe, investigadora de la Escuela de Sostenibilidad Doerr de la Universidad de Stanford. “Los animales se están moviendo más al norte a un ritmo más rápido de lo previsto para poder sincronizarse con hábitats favorables”, agregó en un comunicado de la institución.
Zona de alimentación es cada vez menos productiva
A medida que la atmósfera se calienta, también lo hace la temperatura superficial del mar. La última década ha sido más extrema con el aumento de las olas de calor marinas, períodos prolongados en los que las temperaturas de la superficie del mar superan en más de un grado Celsius la media, lo que tiene impacto en la vida marina.
Las tortugas bobas, en particular, son animales de sangre fría y sensibles a los cambios leves de temperatura del agua. Los investigadores han descubierto que, incluso las tortugas criadas en cautiverio, que son la mayoría de las que se han rastreado en las últimas tres décadas, tienen una gran capacidad para encontrar aguas frías que alberguen sus alimentos favoritos: invertebrados como cangrejos, percebes y medusas.
Las tortugas bobas del Pacífico Norte están entre las cinco poblaciones de esta especie consideradas en peligro de extinción. En su juventud, acuden en grupos desde las costas de Japón a la región conocida como la Zona de Transición del Pacífico Norte, en el límite de las aguas subárticas y subtropicales, que es rica en alimento.
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Pero los investigadores detectaron que incluso con el desplazamiento hacia el norte, las temperaturas medias de la superficie en la zona de alimentación de las tortugas aumentaron 1,6 ºC durante el período de 27 años, mientras las concentraciones de clorofila se redujeron un 19%, por lo que el ecosistema es menos productivo.
Los resultados sugieren que, hasta el momento, las tortugas son capaces de adaptarse a los rápidos cambios marinos, pero con mayor riesgo. A medida que sus zonas de alimentación siguen desplazándose hacia el norte, pueden correr el riesgo de enredarse y colisionar con los equipos de pesca. De seguir avanzando, además pueden llegar a corrientes demasiado frías que pueden debilitarlas e incapacitarlas para nadar.
El año pasado, según indica el comunicado de Stanford, tortugas bobas aturdidas por el frío llegaron a las playas de Oregon en cantidades récord.
Referencias de la noticia:
-Universidad de Stanford. Study reveals rapid shift in loggerhead sea turtles’ range
-Frontiers of Marine Science. Multi-decade northward shift of loggerhead sea turtle pelagic habitat as the eastern North Pacific Transition Zone becomes more oligotrophic