El cambio profundo que necesita el planeta: cinco claves para un futuro sostenible

La sostenibilidad exige transformar nuestro estilo de vida, desde energías limpias hasta consumo responsable, cada acción cuenta. Adoptar estas claves es vital para garantizar un equilibrio entre desarrollo, bienestar humano y conservación del planeta.

Cuidar el planeta empieza por cambiar nuestra mirada. Un futuro sostenible requiere tanto acciones personales como transformaciones en nuestras leyes y sistemas

¿Qué significa realmente contruir un mundo sostenible? No basta con reciclar más o usar menos bolsas plásticas. Según la ONU, estamos ante un punto de inflexión que requiere mucho más: un "cambio profundo", una transformación completa de nuestra relación con el planeta, con la economía y con nosotros mismos.

Así lo destaca el Informe de Riesgos de Desaster Interconectados elaborado por el Instituto de Medio Ambiente y Seguridad Humana de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU-EHS). El informe pronpone una "Teoría del Cambio Profundo" que identifica no solo los problemas, sino sus raíces más profundas: los valores, sistemas y creencias que han moldeado nuestras sociedades durante siglos.

Este enfoque propone actuar sobre cinco áreas clave, todas iniciadas con una "R", que nos invita a repensar profundamente nuestro camino hacia un futuro más justo y equilibrado.

1. Replantear los residuos

    Vivimos en un modelo de "usar y tirar" que genera más de 2.000 millones de toneladas de residuos al año. El informe llama a cambiar esta lógica y abrazar una economía circular, donde los productos duren más, puedan repararse y reutilizarse.

    Ejemplos como la ciudad japonesa de Kamikatsu, con tasas de reciclaje excepcionales, demuestran que otra forma de vivir es posible. Además, se advierte que recursos valiosos como el litio podrían agotarse pronto si seguimos descartándolos sin reciclar.

    2. Realinearse con la naturaleza

    La naturaleza no es algo externo a nosotros: somo parte de ella. Sin embargo, hemos intentado controlarla, lo que ha causado deforestación, perdida de biodiversidad y destrucción de ecosistemas.

    El informe propone dejar de ver a la naturaleza como un obstáculo que hay que domesticar y empezar a coexistir con ella. Ejemplos como la canalización artificial de ríos demuestran cómo intervenciones mal pensadas pueden tener efectos devastadores.

    3. Reconsiderar la responsabilidad

    No todas las personas ni países contaminan por igual, pero los impactos del cambio climático no se reparten equitativamente.Las poblaciones más vulnerables suelen ser las más afectadas, aunque hayan contribuido muy poco al problema.

    Por eso, el informa invita a abandonar el individualismo y abrazar una responsabilidad colectiva, donde todos asumamos nuestra parte en el cuidado del planeta.

    4. Reimaginar el futuro

    Tomamos decisiones pensando en el corto plazo, dejando los problemas a las generaciones futuras. Un ejemplo son los residuos nucleares, que permanecerán activos por miles de años, sin que aún sepamos cómo gestionarlos adecuadamente.

    Actuar con visión intergeneracional es crucial: nuestras decisiones hoy moldean el mundo que heredarán las futuras generaciones.

    El llamado es a ampliar la mirada: pensar en el largo plazo y actuar con visión intergeneracional, para que quieren vengan después se encuentren un mundo habitable.

    5. Redefinir el valor

    Hoy se valora más lo que genera ganancias que lo que sostiene la vida. Un bosque, por ejemplo, suele ser más valioso económicamente si se tala que si se conserva.

    El informe propone cambiar esta lógica y reconocer otros tipos de valor, como el bienestar, la salud del ecosistema y la felicidad de las personas. Países como Bután, que priorizan la Felicidad Nacional Bruta sobre el PIB, son una inspiración para este cambio.

    ¿Y ahora qué?

    El informe utiliza una metáfora muy clara: imagina que la sociedad es un árbol. Los problemas como el cambio climático y la contaminación son sus frutos. Pero esos frutos crecen gracias al tronco (las estructuras de la sociedad) y las raíces (nuestras creencias y valores). Si no cambiamos las raíces, los frutos seguirán siendo los mismos.

    El mensaje es claro: necesitamos cambios estructurales, no soluciones superficiales. Cambiar nuestras leyes, nuestras instituciones, nuestras economías... pero también nuestra manera de pensar, consumir y convivir. No se trata de un esfuerzo individual, sino colectivo y profundo.

    Por eso, el informe propone que el verdadero cambio debe abordarse desde dos frentes complementarios: por un lado, las palancas internas, que implican transformar nuestras creencias, valores y la forma en que entendemos nuestro lugar en el mundo; y por otro, las palancas externas, que requieren modificar las leyes, los sistemas económicos y la manera en que organizamos la sociedad. Solo cuando ambos niveles actúan en conjunto, es posible lograr un cambio profundo y duradero.

    Referencias de la noticia

    -United Nations University. Institute for Environment and Human Security. Executive Summary: Theory of Deep Change

    -Phys Org. Five deep changes urgently needed for a sustainable world and how to achieve them: UN report