El enigma de la cultura Chinchorro, las momias más antiguas del mundo
Parte de uno de los patrimonios arqueológicos más valiosos del país aún está enterrado en el norte chileno, si bien están protegidas, el cambio climático supone un peligro para su conservación.
De entre los múltiples pueblos precolombinos, la cultura Chinchorro sobresale no solo por haber vivido rodeados del paisaje árido y hostil del desierto de Atacama hace más de siete mil años, sino por el cuidado que tuvieron con sus muertos, a quienes transformaron en las momias artificiales más antiguas del mundo. Las que destronaron a las famosas momias egipcias.
Los primeros reportes de su existencia se conocieron a inicios del siglo XX, pero fue desde la llegada a Chile del científico alemán Max Uhle en 1911, que los Chinchorro comenzaron a estudiarse científicamente.
Según explica el Museo Nacional de Historia Natural (MNHN) en la exposición “Chinchorro, trascender a la muerte”, Max Uhle compró algunas momias y realizó excavaciones en el Morro de Arica y Pampa del Chinchorro que revelaron la existencia de cuerpos humanos momificados natural y artificialmente.
Tras Uhle, los cuerpos fueron descritos por múltiples científicos, gracias a quienes se pudo recolectar más momias y figuras, y se logró conocer gran parte de la extensión territorial del pueblo pescador, que habría habitado entre Ilo, Perú, hasta el sur de Iquique.
En los años 80 se planteó por primera vez que podrían tratarse de la momificación artificial más antigua del mundo. La publicación de los hallazgos del sitio arqueológico Camarones 14, en 1984, abrió una nueva fase en la investigación, ya que el lugar fue fechado entre los 7.500 y 6.600 años antes del presente (AP). Unos tres mil años más antiguas que las de Egipto.
Viviendo con sus muertos
De los Chinchorro hoy se sabe que subsistían principalmente a base de recursos marinos y costeros, para lo que fabricaban herramientas especializadas gracias a su conocimiento del ambiente. El complejo tratamiento que realizaban a sus difuntos muestra una compleja cosmovisión en torno a la muerte que contrasta con la simplicidad de su vida cotidiana, destaca el MNHN.
Una característica que las diferencia de las momias egipcias es que los Chinchorro no hacían distinción de clase: todos los miembros de la comunidad recibían el mismo tratamiento. Cada cuerpo era trabajado artesanalmente por el núcleo familiar, combinando conocimiento anatómico con tradiciones técnico-estilísticas transmitidas de generación en generación.
El proceso incluía retirar la piel, extraer todos los músculos y órganos y rearmar el esqueleto. Cada cavidad era rellenada con vegetales y otros elementos y la parte exterior del cuerpo era reconstruida reincorporando la piel y cabello.
Finalmente, una máscara, generalmente de arcilla, completaba el proceso, que tenía como finalidad restituir el cuerpo para que la muerte no interrumpiera su ciclo dentro del grupo familiar. Por lo mismo, se ha planteado que lo más probable es que estos cuerpos estuvieran a la vista y que se trasladaban de un lugar a otro, acompañando a sus familias.
Las muertes en su época eran comunes, sobre todo, entre los más pequeños, debido a los altos niveles de arsénico natural en la zona.
El impacto del ambiente
En la actualidad, la arqueología se ha complementado con la tecnología médica, la que ha permitido visualizar el interior de las momias sin intervenirlas, además de replicarlas en modelos 3D. En 2021, la Unesco declaró los sitios donde se desarrolló la cultura Chinchorro en la Región de Arica y Parinacota, como Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo, aún pueden estar expuestas al peligro.
El clima árido del desierto ayudó en parte a conservar las momias y aún quedan sitios donde no se ha excavado que podrían quedar expuestos por el cambio climático, aunque el peligro se ha visto en las que ya están afuera.
En 2015, un estudio liderado por el biólogo Ralph Mitchell, de la Universidad de Harvard, advirtió que bacterias que normalmente se encuentran en la piel humana estaban degradando las momias que permanecían en el museo arqueológico de la Universidad de Tarapacá, en Arica. La humedad y el aumento de la temperatura en el lugar se convirtieron en el ambiente perfecto para la proliferación.
"No ha llovido en partes de ese desierto desde hace 400 años", dijo Mitchell entonces. Pero en los últimos años ha aparecido niebla desde el Pacífico, posiblemente debido al cambio climático, agregó.
Referencias de la noticia:
Exposición "Chinchorro, trascender a la muerte", MHNN.
Momias Chinchorro del Museo de Historia Natural de Valparaíso, MHNV.