El espacio, un lugar repleto de piedras preciosas
Las gemas o piedras preciosas son de los materiales que más valor económico tienen. Lo que muchos desconocen es que su origen tiene que ser completamente natural, y es en el espacio donde hay más, aunque se siguen investigando las de origen sintético.
¿Quién no ha soñado alguna vez en tener suficiente nivel adquisitivo para poder regalar a su persona más querida un anillo de lujo con una buena piedra preciosa? Ya sea para un compromiso o un simple regalo, lo que coloquialmente se denomina pedrusco es de las cosas más caras que hoy en día nos podemos encontrar.
Una gema o piedra preciosa es un mineral de origen natural que al ser pulido permite observar su increíble belleza y perfección. Las gemas más conocidas son el diamante, la esmeralda, el zafiro y el rubí. Es posible que en tiendas, centros comerciales o por anuncios de televisión, nos hayan intentado vender como gemas o piedras preciosas otro tipo de minerales, como el azabache, la obsidiana, el lapislázuli e incluso el ámbar. Aunque pensemos que no son gemas al no ser tan caras como las anteriores, sí tienen una perfección casi parecida y son piedras preciosas.
Todos los diamantes reales, y no imitaciones, que hemos podido observar en nuestras vidas han sido sustraídos de las profundidades de nuestro planeta. Para que se den las condiciones de formación debe haber una presión y una temperatura altísimas. Por este motivo se suelen encontrar en algunos casos a casi 200 kilómetros de profundidad. Debido a que de forma natural este proceso puede tardar millones de años, de forma artificial ya se están creando con un resultado casi idéntico. Son los conocidos como diamantes sintéticos.
Lo mejor está en el espacio
Todos asumimos que los recursos en nuestro planeta son limitados. Y lo sabemos por lo que más nos toca de cerca: los combustibles fósiles. Pero hay minerales que tarde o temprano escasearán y se acabarán. Y las piedras preciosas no son la excepción. La buena noticia es que, según los astrónomos, en el espacio podríamos encontrarlas en enormes cantidades.
¿Cómo podemos saberlo? A través de la espectrografía. Es una técnica que permite conocer las propiedades de la materia observando la radiación electromagnética que nos llega de ella, aunque esté a años luz de nosotros. También podemos llegar a estas conclusiones conociendo si se dan las condiciones adecuadas para la presencia de cierto mineral, como la densidad de un planeta o la distancia a su estrella. Pero aún conociendo tantas cosas a distancia, puede que no se den las condiciones para que ahí se formen este tipo de piedras preciosas.
Así, varios científicos indican que es posible que podamos encontrar gemas a lo largo del espacio. Recordemos la noticia de la lluvia de diamantes en Neptuno y Venus. O los diamantes encontrados en varios meteoritos que impactaron en la superficie de la Tierra. O también la confirmada presencia de ópalo en Marte. Sin olvidar la formación de rubíes y zafiros que nos anunció la NASA en 2007.
La tulipomanía
¿A qué viene hablar de los tulipanes en un artículo como este? La razón es sencilla. ¿Por qué se le da tanto valor a las piedras preciosas? Porque es algo escaso y difícil de conseguir. ¿Será así toda la vida? Posiblemente no cuando fabricarlos sintéticamente sea económico. Quizá estamos viviendo un fenómeno parecido al de los tulipanes del siglo XVII en los Países Bajos.
Un tulipán es un bulbo pequeño y hoy en día muy económico. Pero por aquellos tiempos representaba mucho más. Era símbolo de riqueza y opulencia. La aparición de nuevas variedades y colores hizo que su precio empezara a dispararse en una burbuja sin precedentes. Por una unidad de tulipán se llegaron a pagar cifras astronómicas, varias veces el salario anual de un trabajador medio. Como todas las burbujas, acabó pinchando. ¿Pasará algún día con las piedras preciosas?