En riesgo vida silvestre del Ártico noruego por presencia de contaminantes
Estudio revela la presencia de agentes químicos tóxicos, persistentes y bioacumulativos en la masa de hielo alrededor del archipiélago Svalbard, Noruega. Encuentra aquí información de las sustancias detectadas y cómo afectan la flora y fauna de la región.
Según un estudio liderado por la Universidad de Oxford, en el Ártico noruego ha sido detectada la presencia de de sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS, por sus siglas en inglés) en los glaciares, que comprometen seriamente los ecosistemas presentes en los fiordos (depresiones de la masa continental invadida por el mar) y la tundra de la región.
En la investigación se utilizó un núcleo de 12,3 m de una capa de hielo extraída en el archipiélago noruego Svalbard, para comprender la deposición atmosférica de PFAS en el Ártico y su ulterior comportamiento. A partir de la aplicación de complejas técnicas de cromatografía de fluidos y espectrometría, fueron detectados 26 tipos diferentes de estas sustancias.
Se pudo comprobar que el agua, que escurre durante los deshielos estacionales, contiene una mezcla de contaminantes que incluyen las PFAS, y está afectando toda la cadena alimentaria en la región. Este “cóctel” de sustancias fue detectado en el plancton, que constituye la base de la pirámide alimenticia, por lo que llegó a afectar las especies acuáticas y terrestres.
Entre los compuestos de PFAS que los investigadores encontraron en el hielo se encuentran el PFOS (ácido perfluorooctano sulfónico) y el PFOA (ácido perfluorooctanoico), ambas en concentraciones superiores a los límites para el agua potable según recomendaciones de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA).
El estudio también encontró niveles particularmente altos de TFA (ácido trifluoroacético), subproducto del R-1234yf, un refrigerante con cero agotamiento de la capa de ozono y muy bajo potencial de calentamiento global (GWP).
¿Qué son las PFAS?
Las PFAS son un grupo de agentes químicos artificiales que se han estado usando desde 1940 en diversas aplicaciones que van desde las espumas anti-incendios, envases para alimentos, pinturas, productos de limpieza hasta ollas antiadherentes (teflón).
Estas sustancias pueden emitirse al aire, o incorporarse al agua o la tierra durante las diversas aplicaciones. Ha sido demostrada la elevada toxicidad de estas sustancias para el ser humano, además de su persistencia en el medio ambiente, es decir, no se degradan y pueden acumularse con el paso del tiempo.
Numerosas investigaciones son financiadas cada año para abordar la detección y eliminación de estos agentes contaminantes del agua y los alimentos, además de la adopción de normativas locales, regionales e internacionales para erradicar su uso y las persistentes consecuencias en el medioambiente.
Estudios complementarios a esta investigación, como el que revela la presencia de PFAS en la sangre de osos polares dan cuenta de los efectos negativos de la contaminación antropogénica con agentes como las PFAS, que durante casi un siglo han venido acumulándose en las aguas y tierras de nuestro planeta.
¿Valió la pena desarrollar una industria química sobre las bases de nuestra propia destrucción?