Estudio revela el origen del ADN de los antiguos habitantes de Machu Picchu

En las últimas décadas, la imagen de Machu Picchu ha sido utilizada como ícono de la nación peruana y símbolo de las conquistas históricas de los pueblos indígenas de América Latina. A pesar de su fama, poco se sabía de la función de este lugar y la vida cotidiana de sus habitantes.

Ahora, existe un consenso entre arqueólogos e historiadores de que Machu Picchu era parte de una propiedad real perteneciente al linaje (panaca) del emperador Pachacuti, el gobernante al que se atribuye el establecimiento del Imperio Inca o Tahuantinsuyu. La arquitectura monumental en su centro es, en realidad, los restos de un palacio de campo ubicado dentro de la hacienda real de Pachacuti.

El emperador y los miembros de su linaje solo residían por temporadas en los elaborados palacios construidos dentro de estas fincas, pero se dejaba un séquito de sirvientes para mantener las instalaciones. Por ende, Machu Picchu habría sido ocupado por varios cientos de sirvientes permanentes (yanaconas y ex aclla) durante todo el año. Mientras que, en temporada alta, una población aún mayor de asistentes habría disfrutado de sus paisajes, dentro de los cuales se encontraba la realeza inca y sus invitados.

¿Desde dónde llegaron las personas que vivieron en Machu Picchu?

El estudio "Insights into the genetic histories and lifeways of Machu Picchu´s occupants", publicado en Sciences Advances, se llevó a cabo para dilucidar los orígenes de las personas enterradas en Machu Picchu y/o sus antepasados. También, para dar a conocer sus historias genéticas y posibles relaciones multigeneracionales.

Cuando los resultados se contextualizaron, utilizando datos históricos y arqueológicos, se concluyó que la población de criados de Machu Picchu era muy heterogénea, con individuos que exhibían ancestros genéticos asociados con grupos de todo el Imperio Inca y Amazonía. Además, estos individuos se agrupaban con personas de la costa norte y sur de Perú, así como con quienes se desplazaban desde las regiones amazónicas de Ecuador y Colombia.

La diversidad genómica, tanto en Cusco como en Machu Picchu, contrasta marcadamente con la composición genética de los grupos que habitan los asentamientos rurales de apoyo como Paucarcancha y Patallacta en el Valle de Urubamba, donde los individuos parecen haber sido de ascendencia local, al igual que los individuos de Ollantaytambo.

La representación de una amplia gama de antecedentes genómicos de todo el imperio entre los sirvientes de Machu Picchu y el grado en que se entremezclan en la vida y la muerte se desconocía previamente. De acuerdo al estudio, la fuerte presencia de individuos, especialmente mujeres de múltiples zonas boscosas de las laderas orientales de la Cordillera de Los Andes y las tierras bajas amazónicas, fue un resultado inesperado y apunta a la necesidad de una investigación adicional sobre el papel de los grupos de bosques tropicales en el Imperio Inca.

El rol oculto de los yanaconas

El valle de Urubamba fue un lugar privilegiado para las haciendas reales de Machu Picchu, Pisac y Ollantaytambo, entre otras. Sin embargo, algunas de ellas como Cheqoq carecían de palacios, pero cumplían funciones económicas para los panacas, como el cultivo de maíz, la producción de cerámica y la extracción de sal. Los linajes reales fueron atendidos por individuos conocidos como yanaconas, que no eran étnicamente incas, los cuales fueron reasentados permanentemente para atender las necesidades diarias del Inca, su momia (funerales) e invitados.

Se creía que los yanaconas eran privilegiados en comparación con la población en general, y esto se expresaba en su proximidad a la realeza y los beneficios materiales, como bienes de lujo. Además, los yacaconas hombres, parecen haber recibido esposas de la clase de mujeres conocidas como aclla o "mujeres elegidas", que eran separadas de su grupo étnico y educadas en instalaciones especiales.