Fiona, la ictiosauria patagónica que revela cómo era la vida hace 131 millones de años

Un estudio al fósil del único ejemplar de ictiosauria preñada de esa época, en la que Sudamérica experimentaba grandes cambios, pues se estaba separando de lo que hoy es África.

Ilustración de cómo se vería la ictiosauria Fiona. Crédito: Mauricio Álvarez.
Ilustración de cómo se vería la ictiosauria Fiona. Crédito: Mauricio Álvarez.

Hace unos 131 millones de años, una ictiosauria de 3,3 metros de largo se estrelló con el hocico contra el fondo marino. Rápidamente fue enterrada por sedimentos que permitieron preservar su esqueleto y el de su cría neonata, que fueron encontrados en 2009.

La confirmación de su edad y lo que habría sido su última comida, es parte de los datos que entregó el grupo de investigadores en un estudio publicado en el Journal of Vertebrate Paleontology. El equipo, liderado por la paleontóloga Judith Pardo, de la Universidad de Magallanes, entrega también información sobre cómo era el ambiente en lo que hoy es el glaciar Tyndall, en la Patagonia chilena.

Los principales depredadores de su tiempo

Fiona es la única ictiosauria preñada completamente preservada y excavada en Chile y la única conocida del Hauteriviano, la tercera edad del Cretácico inferior (desde 132,9 a 129,4 millones de años atrás).

Estudiantes de la Universidad de Texas visitando el fósil este año. Crédito: Matt Malkowski.
Estudiantes de la Universidad de Texas visitando el fósil este año. Crédito: Matt Malkowski.

Los ictiosaurios eran reptiles, pero físicamente muy similares a un delfín o a un pez espada actual. La especie es considerada un depredador marino de alto nivel. Eran cazadores veloces y eficientes, comían tanto peces, como tortugas y calamares, según han confirmado algunas investigaciones. En el caso de Fiona, su última comida habría sido pescado, ya que en sus intestinos permanecían pequeñas espinas consistentes con el tamaño de estos.

El estudio también muestra signos de una lesión cicatrizada en los huesos de las aletas de la ictiosauria y algunos huesos fusionados, lo que podría deberse a una infección. Otro dato que destacan es que, basándose en el tamaño del feto, este estaba en sus últimas etapas de desarrollo y en posición de nacer, con la cola apuntando hacia el canal de parto.

Más datos sobre el ambiente en que vivió

“El descubrimiento del ictiosaurio Fiona aporta información valiosa sobre la especie, su paleobiología y paleoecología”, afirmó Judith Pardo. “Su esqueleto nos permitirá profundizar en aspectos de su anatomía mediante nuevos estudios y el uso de tecnología médica”, agregó.

La autora principal del estudio, Judith Pardo, y el investigador Matt Malkowski. Crédito: Matt Malkowski.
La autora principal del estudio, Judith Pardo, y el investigador Matt Malkowski. Crédito: Matt Malkowski.

Además, entregará datos de cómo era el ambiente en el sur del continente hace 131 millones de años, momento en que Sudamérica se estaba separando de lo que hoy es África. Según explicó Matt Malkowski, investigador de la Universidad de Texas en Austin y coautor del estudio, la apertura de un estrecho paso oceánico entre los continentes podría haber afectado el clima global, las corrientes y los hábitats de la vida marina.

“Si eres el máximo depredador del océano en ese momento, todo esto te importa”, sostuvo el geólogo. “Te importan las rutas migratorias. Te importan los lugares donde puedes cazar, pescar y hacer lo que te gusta. Te importan los lugares donde puedes reproducirte”.

Basándose en cómo se conserva Fiona en la roca, los investigadores determinaron que su hocico se hundió unos diez centímetros en la arena al impactar contra el fondo marino. La roca circundante muestra indicios de que podría haber sido arrastrada por un flujo masivo de sedimentos durante un deslizamiento submarino. El hecho de que quedara rápidamente cubierta por sedimentos probablemente contribuyó a su excelente conservación.

No fue la única a la que le ocurrió. Fiona es una de los 87 ictiosaurios fosilizados que se conservan en el campo glaciar, pero según los investigadores, no parece que todos murieran a la vez. Los datos preliminares sugieren que se produjeron múltiples deslizamientos de tierra en la región a lo largo del tiempo, lo que provocó múltiples eventos de muerte masiva.

“Estamos realizando diversos análisis geoquímicos para comprender al máximo el entorno de esta cuenca oceánica en ese momento”, sostuvo Malkowski, cuya investigación estratigráfica podría ayudar a arrojar luz sobre lo que ocurrió y sobre la historia tectónica de la zona.

Referencias de la noticia:

- Artículo en Journal of Vertebrate Paleontology. The first gravid ichthyosaur from the Hauterivian (Early Cretaceous): a complete Myobradypterygius hauthali von Huene, 1927 excavated from the border of the Tyndall Glacier, Torres del Paine National Park, southernmost Chile.

- Nota de prensa Universidad de Texas. Research sheds light on life and times of “Fiona” the pregnant ichthyosaur.