Hibridación: más una posibilidad de supervivencia ante el cambio climático
Los animales híbridos no son especies tan raras como se piensa, y es una manera por la cual algunos animales han logrado resistir al calentamiento global y al cambio climático acelerado.
Una especie se define como un grupo de organismos que se interrelacionan y producen crías fértiles. Cuando plantas y animales individuales no pueden lograrlo, los llamamos de especies diferentes.
Los híbridos, u organismos que poseen material genético (ADN) de más de una especie eran, supuestamente, un camino sin salida en términos reproductivos, de padres de especies diferentes. Sin embargo, nuevos datos genómicos apuntan que, aunque algunas especies no están muy relacionadas, sí han intercambiado genes, en un acto de desafío evolutivo que no necesariamente sea tan raro de desaparecer.
Y considerando que los eventos de sequías, inundaciones y olas de calor interfieren en la estabilidad ecológica de la cual dependen muchas especies, los híbridos pueden estar mejor equipados para enfrentar los cambios del clima que sus especies progenitoras.
¿Cómo es que las especies híbridas podrían estar mejor adaptadas al cambio climático?
Los investigadores creen, desde hace mucho tiempo, que cuando los humanos y los Neandertales —especie que apareció en el Pleistoceno medio, en Europa y Medio Oriente hace unos 400 mil años, y en la Península Ibérica, se extinguieron hace 28 mil millones de años— estaban juntos en el planeta, la reproducción cruzada dio a nuestra especie importantes genes para la sobrevivencia, que los Neandertales habían perfeccionado a lo largo de miles de años de vida en Eurasia.
Estos genes podrían incluir adaptaciones para una mejor respuesta inmunitaria y una mejor absorción de radiación ultravioleta, dado que a medida que migrábamos fuera de África, encontrábamos nuevos agentes patógenos, y teníamos que ajustarnos a climas más fríos y con menos luz solar disponible.
Gracias a la tecnología genómica sabemos que entre 2 a 4% del ADN de las personas que habitan Eurasia en la actualidad está vinculado directamente a los Neandertales, y que el genoma de la mayoría de nosotros está equipado con una porción de genes no Homo Sapiens, que le dan claros beneficios a nuestra especie.
En lugar de tolerar la flexibilidad híbrida, la evolución puede estar conduciéndola: las especies que son capaces de obtener beneficios de la hibridización y dar un paso más adelante en la corrida de la adaptación, tienen más posibilidades de sobrevivencia a largo plazo, y pueden enfrentar mejor los nuevos ambientes y la creciente inestabilidad que actualmente enfrentan.
Existe una pequeña esperanza para la resiliencia de la naturaleza
Las especies que pasan por este proceso de hibridación pueden ser las más resistentes, siempre y cuando el ser humano deje de destruir los territorios salvajes, para que las especies puedan subsistir y convivir unas con otras.
La destrucción acelerada del hábitat puede ya haber influenciado el destino de varias especies, y la hibridación no ocurre por acto de magia: los genes benéficos tienen que existir para que puedan ser transferidos con éxito entre las especies.
Este es apenas un camino para la supervivencia, no una garantía para que ella realmente ocurra. La mayoría de las especies puede no tener el tiempo o la oportunidad de beneficiarse de la hibridación, considerando el elevado ritmo del cambio climático.
Pero no todo está perdido, ya que todo lo que logremos hacer para minimizar los cambios del clima, y conservar las áreas naturales, le dará a la biodiversidad una oportunidad de adaptarse.
Las acciones de la humanidad continuarán provocando extinciones, pero esperemos que el intercambio genético de una nueva forma para que algunas especies se adapten más rápidamente y escapen de la extinción.