Incendios en Australia habrían favorecido desarrollo del incomún episodio triple de La Niña
Un reciente estudio, del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de los Estados Unidos, sugiere que los incendios forestales ocurridos entre 2019 y 2020 en Australia habrían contribuido a la duración del raro evento triple de La Niña que culminó recientemente.
El fenómeno climático de El Niño Oscilación del Sur (ENOS) ya es bien conocido por todos. En los últimos años tuvo destaque su fase fría, La Niña, que estuvo activa por tres años consecutivos —2020, 2021 y 2022—, un acontecimiento totalmente fuera de lo común.
La Niña corresponde a un enfriamiento anormal de las aguas del Pacífico tropical, que altera los patrones de precipitaciones en las regiones tropicales y de latitudes medias en diversas partes del planeta.
Una investigación realizada recientemente por el Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR, por su sigla en inglés), en Boulder, Estados Unidos, sugiere que los incendios que ocurrieron en Australia, entre 2019 y 2020 habrían contribuido para la prolongada y poco común duración La Niña, de 2020 a 2022.
Incendios forestales en Australia y La Niña
La temporada de incendios de 2019-2020 en Australia fue excepcional, tanto por su gravedad como por la las emisiones de partículas que entregó a la atmósfera. El fuego consumió una área estimada de 186.000 km2. Algunos estudios identificaron respuestas en las nubes y en la radiación, en escala global, asociados a estos siniestros, muy parecido a los efectos que se asociarían a una gran erupción volcánica. Esto evidencia el alto potencial de consecuencias que los incendios tuvieron.
La investigación del NCAR fue publicada recientemente en la revista científica Science Advances, y sugiere que los incendios forestales en Australia provocaron un enfriamiento en la temperatura del océano Pacífico tropical, en la región del Niño 3.4, lo que contribuyó para que se concretara el evento de la triple Niña.
John Fasullo, autor principal del estudio, dijo en una entrevista que "muchas personas se olvidaron rápidamente de los incendios australianos, particularmente cuando la pandemia de la COVID estalló, pero el sistema terrestre tienen memoria larga, y los impactos de los incendios durarán por años".
"Nosotros sólo fuimos capaces de identificar las interacciones climáticas porque nuestro modelo ahora presenta detalles específicos de la evolución de humo, y las interacciones que ocurren entre las nubes y los aerosoles", comentó Fasullo.
Las conexiones atmosféricas observadas
A través del modelamiento climático, los autores lograron demostrar cómo las emisiones de los incendios pueden cambias los patrones climáticos en el planeta. Descubrieron que los aerosoles de los incendios hicieron parte de la formación de nubes sobre el sureste del océano Pacífico subtropical, las que absorbieron radiación y enfriaron las aguas superficiales. Y eso ayudó a desencadenar una Niña duradera.
El humo de los incendios, en este caso, desencadenó un ciclo de retroalimentación prolongado. Sus partículas dieron lugar a gotas menores de nubes sobre el hemisferio sur, especialmente en la costa de Perú, haciéndolas más brillantes y permanentes, con más luz solar reflejada hacia el espacio como consecuencia.
Según los autores, los vientos se intensificaron producto del enfriamiento de la superficie, y el flujo del viento en dirección a los trópicos se volvió más seco, dado que una superficie fría tiene tiene menos humedad atmosférica.
"Por causa de esto, toda la franja de precipitación que normalmente existe en los trópicos se mueve hacia el norte, y ese es un componente crítico para que se forme La Niña", afirmó Fasullo. "Nos sorprendió la duración del enfriamiento, incluso conociendo estos ciclos de retroalimentación", agregó.
Importancia del estudio
Este estudio claramente indicó una conexión potencial entre el aparecimiento de condiciones frías en el este del Pacífico y la respuesta climática a los incendios forestales en Australia. Claro, Fasullo explicó que La Niña aún hubiese existido sin los incendios, pero sería de menor duración y menos intensa.
Además, él cree que la investigación puede ayudar a mejorar los pronósticos estacionales del ENOS. "Actualmente, no hay un sistema de pronóstico que considere las emisiones de los incendios forestales, pero existe el potencial de incluirlas para mejorar nuestros pronósticos estacionales", dijo.
El equipo pretende ahora mirar hacia eventos parecidos, que ocurrieron en el pasado. "También queremos observar los efectos de los incendios en el hemisferio norte, para ver si pueden ocurrir interacciones parecidas", observó Fasullo.