La Camanchaca: la gran fuente de humedad del Desierto de Atacama
A pesar de ser el desierto más árido del mundo, el Océano Pacífico alimenta de humedad al desierto a través de una niebla con nombre propio: la Camanchaca.
La niebla es un fenómeno común alrededor del mundo. El origen de este hidrometeoro está asociado a la transformación del vapor de agua en partículas líquidas de gas (condensación) en la superficie.
Cuando estamos ante la presencia de la niebla, nos encontramos literalmente dentro de una nube que está pegada al suelo. Los efectos son conocidos: la reducción de la visibilidad —hasta apenas unos metros— vuelve la conducción de automóviles muy peligrosa y puede afectar seriamente las operaciones aéreas en los aeropuertos.
En el norte de nuestro país, existe una combinación perfecta entre la atmósfera del desierto y la escarpada geografía, que da como origen a un tipo de niebla con nombre propio: La Camanchaca.
¿Qué es y dónde se forma la Camanchaca?
Existen varios posibles orígenes de la palabra Camanchaca, según el sitio web Etimologías de Chile. La palabra kamanchaca, en aimara, significa oscuridad, lo que se podría asociar a la disminución de la visibilidad y luminosidad producto en la espesa niebla.
La camanchaca es un fenómeno frecuente en la costa del norte de Chile, así como también en el farellón costero, tal como se ve en la siguiente figura en la zona de color celeste entre Arica y La Serena.
Como cualquier niebla, la camanchaca requiere de humedad para su formación. ¿En dónde podemos encontrar esta fuente de humedad en el medio del Desierto? En el basto Océano Pacífico.
Justo frente a las costas del norte de Chile, la atmósfera— entre la superficie y 1.000 m de altura (porción conocida como Capa Límite Marina)— es extremadamente húmeda, junto a un manto de nubosidad gigante que se extiende miles de kilómetros mar adentro (la zona de color blanco en la figura).
Aquí es donde se produce la combinación perfecta: estas nubes se ubican aproximadamente entre 700 y 1200 m de altura sobre el nivel del mar, casi la misma altura que posee el farellón costero; este choque entre las nubes y la parte alta de la cordillera de la costa genera la niebla de camanchaca.
Parte de la humedad y las nubes ingresan al interior del desierto, generalmente a través de algunos de los valles que cortan el farellón. Durante la noche, el desierto se enfría lo suficiente para condensar la humedad, produciendo bancos de nieblas locales.
Alimentando oasis y bosques
Los científicos han estudiado la camanchaca durante años. Ya sea a través de sistemas de atrapa-nieblas, estaciones meteorológicas o mediciones satélites, se ha logrado determinar que estas nieblas se registran con mayor frecuencia en invierno y durante la noche.
Debido al constante paso de la niebla sobre el farellón costero, las partículas de agua se depositan en la superficie y sirve como fuente de humedad para las escasas plantas y animales que viven en esa zona.
Para hacernos una idea, algunos puntos de la cordillera de la costa registran entre 1 y 7 mm/día solo debido a la niebla de la camanchaca. En un mes, este rango implica que se ha registrado un flujo de agua de entre 30 y 210 mm. Tanta agua como la que cae en un año completo en la Región de Coquimbo.
Esto genera que haya poblaciones completas plantas que sobreviven las duras condiciones del desierto en medio de oasis de niebla. Más al sur, en la región de Coquimbo, la niebla también es parcialmente responsable de la existencia de bosques valdivianos en la zona semi-árida del desierto, como lo es el Parque Nacional Fray Jorge.
El cambio climático podría ser una amenaza real para las poblaciones de plantas, bosques y los ecosistemas que sustentan, debido a los potenciales cambios en la distribución de la niebla que se producirá debido al desplazamiento de los anticiclones subtropicales.