Las abejas también necesitan dormir y la luz artificial está apagando su descanso

Un nuevo estudio revela que la contaminación lumínica nocturna perturba los ciclos circadianos de las abejas, afectando su salud y capacidad de polinizar

Abejas y luz artificial nocturna
Durante el descanso, las abejas consolidan la información aprendida durante el día, como la ubicación de las fuentes de alimento.

Las luces de letreros, pantallas y farolas se han transformado en un problema no solo para nuestro sueño, sino que también están perturbando el descanso de nuestros aliados polinizadores: las abejas.

Un reciente estudio de la Universidad de California en San Diego, en Estados Unidos, ha revelado cómo la exposición a la luz artificial durante la noche puede desequilibrar los ritmos circadianos de estos insectos, comprometiendo su salud y, por ende, la salud de los ecosistemas.

Sueño y comunicación, un vínculo frágil

Las abejas, como muchos otros animales, tienen un reloj biológico interno que regula sus ciclos de actividad y descanso.

Este reloj, conocido como ritmo circadiano, está sincronizado con el ciclo natural de luz y oscuridad. Sin embargo, la creciente presencia de luz artificial durante la noche está alterando este delicado equilibrio.

El sueño es tan importante para las abejas como para los humanos. Durante el descanso, las abejas consolidan la información necesaria para realizar su famosa "danza del meneo", con la que comunican a sus compañeras la ubicación de recursos. Sin embargo, las abejas privadas de sueño no logran realizar esta danza de forma precisa, lo que disminuye la eficiencia de la colonia.

Los experimentos realizados bajo luz artificial constante revelaron que estas abejas dormían menos y preferían áreas más oscuras de sus jaulas, buscando refugio de la iluminación.

Además, sufrían interrupciones frecuentes por parte de otras abejas activas. Estas alteraciones no solo afectan su comunicación, sino también su capacidad para forrajear –es decir, la búsqueda de néctar y polen que realizan las abejas para alimentar a la colmena–, y en última instancia, la salud general del enjambre.

Un desafío creciente en entornos urbanos

El auge de la apicultura urbana, combinado con el incremento de la contaminación lumínica, expone a las abejas a condiciones muy diferentes de sus ambientes naturales oscuros.

"Barbas" colmenas de abejas
Este fenómeno, exacerbado por las altas temperaturas, lleva a las abejas a formar "barbas" en el exterior de las colmenas, donde están más expuestas a la luz artificial nocturna.

“Nuestra investigación muestra cuán sensibles son las abejas a los cambios en su entorno, especialmente a algo tan aparentemente benigno como la luz artificial”, explica Ashley Kim, autora principal del estudio en una nota de UC San Diego Today.

Al perturbar sus ritmos circadianos, vemos una clara evidencia de reducción de los períodos de sueño. Esto plantea preocupaciones significativas, no solo para la salud de las abejas, sino también para la salud de los ecosistemas que dependen de ellas para la polinización”, agrega.

Oscuridad que salva: proteger a las abejas apagando las luces

Los resultados de esta investigación subrayan la importancia de reducir la contaminación lumínica para proteger a las abejas y otros polinizadores.

Al apagar las luces innecesarias por la noche, podemos contribuir a preservar los ecosistemas y garantizar la seguridad alimentaria.

Luces de bajo espectro
Medidas como la instalación de luces de espectro reducido o la creación de refugios oscuros en las colmenas podrían mitigar los efectos de la contaminación lumínica.

Al respecto, James Nieh, coautor de la investigación destaca que "la luz artificial ahora cubre aproximadamente una cuarta parte de la superficie terrestre, y esta investigación entrega evidencia de cómo estas interrupciones podrían estar perjudicando a los polinizadores".

"Nuestra investigación muestra cuán sensibles son las abejas a cambios ambientales aparentemente inofensivos, como la luz artificial. Esto no solo compromete su descanso, sino también la salud de los ecosistemas que dependen de su labor polinizadora".

Ashley Kim, autora principal del estudio.

A medida que avanzamos hacia un futuro más iluminado, es crucial recordar que la oscuridad también tiene su valor.

Al respetar los ciclos naturales de luz y oscuridad, podemos ayudar a proteger a las abejas y asegurar un futuro más sostenible para nuestro planeta.

Fuentes y referencias de la noticia

- Kim, A.Y., Velazquez, A., Saavedra, B. et al. Exposure to constant artificial light alters honey bee sleep rhythms and disrupts sleep. Nature. (2024).