Las plantas no sufren en silencio: así son sus gritos de dolor o por estrés
Hasta hoy, creíamos que el reino vegetal era silencioso, pero una investigación reveló que las plantas "gritan" por estrés o sed. Descifrar ese lenguaje abrirá un mundo de oportunidades.
Los humanos y otras especies de mamíferos utilizan los gritos como señal de alarma ante la presencia de depredadores, amenazas ambientales o conflictos sociales. En el caso de los humanos, la ciencia ha hallado seis tipos distintos de gritos asociados al dolor, ira, miedo, placer, tristeza y alegría.
Hasta hace algunos años, no se había investigado la posibilidad de que las plantas emitieran sonidos cuando están estresadas o experimentan algún tipo de daño, al igual que muchos animales. Sí se habían establecido algunos fenotipos (características observables del comportamiento, bioquímicas y físicas) tales como cambios de color, olor y forma.
En 2019 un equipo de investigadores de la Universidad de Tel Aviv demostró por primera vez, que las plantas estresadas emiten sonidos en el aire que se pueden grabar de forma remota. Experimentando con plantas de tomate y tabaco, registraron sonidos ultrasónicos a 10 cm de distancia, lo que implica que algunos organismos podrían detectar estos sonidos desde varios metros de distancia.
Esta investigación sugiere que otros seres vivos podrían usar los sonidos emitidos por una planta para obtener información sobre la condición de la planta y sus interacciones con el medio ambiente. Pero lo más importante puede ser el impacto significativo en la agricultura ya que, por los gritos, se puede distinguir a las plantas que están secas, que fueron cortadas o que permanecen intactas.
Oyendo a las plantas
Los investigadores pusieron micrófonos capaces de detectar frecuencias ultrasónicas a diez centímetros de plantas de tomate y tabaco. Para analizar las reacciones de estas, dejaron de regarlas o les cortaron los tallos. A partir de ello, pudieron detectar que las plantas que estaban sanas y no habían sido manipuladas, hacían ruidos puntuales, en promedio menos de uno por hora.
Pero cuando los tallos de la planta de tabaco fueron cortados, registraron 15 sonidos durante los primeros 60 minutos, mientras que el tomate produjo sólo 25. Privando de agua durante diez días a estas plantas, se registraron 11 gritos por hora del tabaco y cerca de 35 del tomate. Las plantas cortadas comenzaban con los 'gritos' inmediatamente después de la mutilación del tallo. Pero las plantas sin agua iniciaron sus “quejidos” antes de mostrar signos visibles de deshidratación y estos fueron disminuyendo a medida que se marchitaba.
Así suenan los "quejidos" de las plantas ante situaciones de estrés o dolor:
Los investigadores continuaron profundizando estos estudios, y en la versión más reciente del mismo, ahora probando con varias plantas entre las que se encontraban trigo, maíz, uva y cactus entre otras, descubrieron que todas emiten sonidos ante situaciones estresantes. Aquellas plantas sedientas o dañadas, pueden producir hasta 50 sonidos entrecortados en una hora, a los que algunas criaturas como murciélagos, roedores o polillas en las cercanías pueden responder, ya que estos animales tienen la capacidad de detectar esas frecuencias.
Gritos que pueden ayudar al manejo del agua de riego
Este descubrimiento ha sido descrito por expertos como "emocionante y estimulante", sugiriendo que el reino vegetal no es tan silencioso como parece, y que los gritos ultrasónicos emitidos por las plantas podrían incluso ayudar a dar forma a sus ecosistemas. Inclusive, estiman que otros organismos podrían haber evolucionado para escuchar estos sonidos e interpretarlos. Ahora el equipo de investigadores está tratando de descubrir las respuestas de animales y las plantas a estos gritos.
Si bien los científicos indican que los sonidos de las plantas son tan fuertes como el habla humana, no hay evidencia de que los sonidos sean un intento de comunicación, ni tienen claro qué es lo que crea los sonidos. Pero los autores sospechan de un proceso llamado cavitación, donde las columnas de agua en los tallos de las plantas deshidratadas se rompen y generan burbujas de aire.
En este último estudio se ha descubierto que las plantas también se comunican entre ellas mediante la emisión de moléculas diminutas llamadas compuestos químicos volátiles o COV. Estos compuestos químicos viajan por el aire o las raíces muy lejos de la planta emisora, para alertar a las otras plantas cuando están bajo amenaza de hongos o bacterias. Así, las plantas pueden establecer mecanismos de defensa gracias a esta comunicación entre ellas.
Independientemente de si esos gritos representan un lenguaje para propios o terceros, este descubrimiento podría ofrecer una nueva forma de monitorear el riego de los cultivos mejorando su rendimiento, lo que se traduce en un uso eficiente de este recurso crítico.