Los antibióticos podrían estar llegando a nuestros grifos: conozca los riesgos para su salud
La presencia de antibióticos en diversas fuentes de agua es un problema que podría llegar a nuestros grifos. Infórmate sobre los riesgos de tomar estos medicamentos y la preocupación por la resistencia a los antimicrobianos.

Probablemente no lo sepas, pero podrías estar consumiendo agua que contiene productos farmacéuticos, especialmente antibióticos. Lo cierto es que actualmente este tipo de medicamentos están presentes en diferentes fuentes de agua debido a su uso generalizado e irresponsable.
La presencia de productos farmacéuticos en arroyos, ríos y lagos es un problema global que podría llegar a nuestros grifos. En los efluentes industriales de Estados Unidos de América (EE.UU.), China, India, Corea del Sur e Israel, la concentración de productos farmacéuticos puede alcanzar miligramos por litro. En Estados Unidos, de hecho, el problema no se limita a los medicamentos expulsados por el organismo: se calcula que un tercio de los medicamentos recetados se desechan.
Hoy en día, alrededor de 1,2 millones de personas mueren cada año por infecciones resistentes a múltiples fármacos. Para el año 2050, podría haber más de 5 millones.
La situación se produce por el consumo excesivo de estos productos farmacéuticos, pero la acumulación de estas sustancias en el agua puede acelerar el proceso.
Los productos farmacéuticos, ya sean naturales o sintéticos, se pueden encontrar en medicamentos de venta con o sin receta, ya sea para uso humano o para fines veterinarios.
Pueden introducirse en las fuentes de agua a través de los sistemas de aguas residuales, que transportan excrementos de personas y pacientes que han consumido estos productos químicos, de la eliminación incontrolada de medicamentos, de la descarga incontrolada de aguas residuales y de la escorrentía agrícola, que incluye excrementos de ganado.
Una cuestión problemática emergente
Cada año se consumen en todo el mundo más de 100.000 toneladas de productos farmacéuticos. De cada producto farmacéutico que utilizamos, una parte termina en la naturaleza.
En ciertos casos, el 90% del principio activo se excreta en la orina, las heces y el sudor, y termina en el medioambiente. Al menos el 30% del medicamento es desperdiciado por el cuerpo y liberado a la naturaleza. Y, por esta razón, su presencia está muy extendida.

Varios estudios han detectado la presencia de antibióticos en concentraciones que oscilan entre 100 y 50 nanogramos (mil millones de partes de gramo) por litro. Entre las más detectadas se encuentran las fluoroquinolonas (ciprofloxacino, norfloxacino), betalactámicos (amoxicilina, penicilinas), macrólidos (eritromicina, claritromicina), tetraciclinas (doxiciclina, oxitetraciclina) y sulfamidas (sulfametoxazol, sulfametazina), ampliamente utilizadas en medicina humana y veterinaria.
Las concentraciones reveladas en los diversos estudios de análisis realizados se consideran suficientes para transformar los suelos y cursos de agua en el ambiente ideal para el desarrollo y proliferación de bacterias multirresistentes, haciendo que enfermedades comunes sean difíciles de tratar con las dosis tradicionales, obligando a los pacientes a aumentar las dosis o tomar medicamentos más potentes y agresivos para el organismo, dando como resultado una serie de efectos secundarios no deseados, en algunos casos con graves consecuencias.
La resistencia a los antimicrobianos hace que las infecciones sean más difíciles de tratar, aumenta el riesgo de propagación de enfermedades, promueve el desarrollo de formas graves de enfermedad con el consiguiente aumento del riesgo de muerte y hace que los antibióticos y otros medicamentos antimicrobianos sean ineficaces.
Tratamiento de agua mediante tecnología avanzada
Las plantas de tratamiento de aguas residuales no están diseñadas para eliminar las moléculas generadas por la excreción de medicamentos, lo que puede provocar que éstos y sus residuos lleguen al medio acuático. La presencia de estos residuos en el agua destinada a la producción de agua para consumo humano implica la ingestión de estas moléculas, incluso después del tratamiento, lo que constituye un problema especialmente preocupante en la captación de aguas subterráneas.
Por lo tanto, es esencial desarrollar tecnologías que eliminen completamente estos contaminantes. Para afrontar este reto, un grupo de investigadores del Instituto IMDEA Energía (España), en colaboración con la Universidad de Granada, ha desarrollado una nueva familia de catalizadores (denominados IEF-22) capaces de descomponer antibióticos en agua con la ayuda de la luz solar.

Los catalizadores están compuestos por materiales basados en polímeros de coordinación, un tipo de sólido cristalino que combina metales sólidos (hierro, níquel, calcio o magnesio) con una aleación orgánica del tipo fosfonato.
En particular, se ha demostrado que los materiales a base de hierro y níquel tienen propiedades excepcionales. Han demostrado ser altamente estables en aguas residuales y en condiciones extremas de alcalinidad y acidez y se ha demostrado que tienen capacidades de absorción de luz en el rango del espectro visible, lo que los convierte en potenciales fotocatalizadores para descomponer contaminantes en agua bajo luz visible.
Se ha demostrado que esta tecnología es capaz de eliminar la sulfametazina, un antibiótico ampliamente utilizado en la industria, en aguas residuales en tan sólo tres horas de irradiación con luz visible.
Además, mantuvo el mismo rendimiento fotocatalítico durante dieciséis ciclos de reutilización, demostrando una gran robustez y estabilidad, lo que lo convierte en una solución prometedora para el tratamiento de agua que contiene contaminantes.
Esta tecnología representa un avance significativo en la búsqueda de soluciones sostenibles para la descontaminación del agua, proporcionando una estrategia eficaz para eliminar los medicamentos responsables del aumento de la resistencia a los antimicrobianos.
Referencia de la noticia
- Serrano-Nieto, R., Carrasco, S., Morales-Cámara, S. et al. (2025) Novel pyrene phosphonate metal-organic frameworks to efficiently degrade sulfamethazine in wastewater. Journal of Environmental Chemical Engineering Volume 13, Issue 2, April 2025, 115647