Los árboles urbanos son menos sensibles a las temperaturas más altas que los de bosques

Estudio realizado por investigadores del MIT y la Universidad de Harvard descubrió que la reducida diversidad genética de los árboles de ciudad hace que el calor no les impacte tanto, lo que podría ocultar el efecto que el cambio climático tiene en algunas especies.

El roble rojo (Quercus rubra) fue utilizado en este análisis, pero podría ser aplicable a otras especies.
El roble rojo (Quercus rubra) fue utilizado en este análisis, pero podría ser aplicable a otras especies.

La fenología, o el momento en que ocurren los eventos naturales en los organismos, como florecer o brotar, es un rasgo importante que está cambiando debido al cambio climático. Durante el último siglo, ese momentos en las plantas ha avanzado cerca de 3 días por década en respuesta al calentamiento global.

Esa primavera adelantada crea una retroalimentación con el sistema climático. La brotación se adelanta por el aumento de las temperaturas y la aparición de las hojas altera los flujos globales de dióxido de carbono/agua y el albedo de la superficie terrestre. Por ello, predecir cómo los futuros aumentos de temperatura afectarán la fenología es fundamental para comprender las consecuencias del cambio climático.

Hasta ahora muchos de los estudios que buscan observar cómo reaccionan los árboles ante el aumento de la temperatura terrestre, han analizado los cambios que enfrentan los árboles de zonas urbanas. Esto, porque se estimaba que las islas de calor que allí se producen –debido a que las estructuras de asfalto y concreto absorben y retienen más calor que las zonas con vegetación– podrían ser semejantes a lo que se proyecta ocurra con el calentamiento global. Sin embargo, al hacerlo puede que se haya estado subestimando el impacto.

Árboles urbanos son menos sensibles al calor

Un estudio realizado en laboratorio por investigadores del MIT y la Universidad de Harvard descubrió que a los árboles de ciudad el calor les impacta menos que a sus análogos de zonas rurales o bosques.

Las muestras de los árboles estudiados se recolectaron en Cambridge, Massachusetts, y el Bosque Harvard, un bosque de investigación en la zona rural del centro de Massachusetts. Imagen: Investigadores MIT.
Las muestras de los árboles estudiados se recolectaron en Cambridge y el Bosque Harvard, en la zona rural del centro de Massachusetts. Imagen: Investigadores MIT.

De acuerdo a los investigadores, la escasa o nula diversidad genética entre los árboles plantados en las ciudades reduce su capacidad de respuesta diversa a las temperaturas. Conclusión a la que llegaron analizando varios años de datos genómicos, fenológicos y de temperatura del roble rojo del norte (Quercus rubra) en un sitio urbano y rural.

“A lo largo de nuestro gradiente, los modelos que solo incluyeron la temperatura predijeron un avance moderado de la brotación. Sin embargo, si consideramos la diversidad genética de nuestros árboles en nuestro modelo, se predice que la fenología de brotación avanzará significativamente más en respuesta a la temperatura”, indica el estudio publicado en la revista PNAS. Es decir, los árboles urbanos brotan más tarde aun sometidos al aumento de temperatura, lo que no ocurre con los de zonas rurales.

Si bien el estudio se centró específicamente en los robles rojos, los investigadores afirman que es probable que los hallazgos se apliquen a otros árboles en general.

Deberá cambiar la forma en que se analizan los árboles

“Al principio, vimos estos resultados y pensamos: ‘Esto es malo’”, dijo David Des Marais, uno de los autores del estudio. “Los ecólogos se están equivocando con el efecto isla de calor”, sostuvo.


Pero esto se puede corregir fácilmente incorporando datos genómicos. “No requiere mucho más trabajo, porque secuenciar genomas es muy económico y sencillo. Ahora bien, si alguien quiere analizar un gradiente urbano-rural y hacer este tipo de predicciones, no hay problema. Solo hay que añadir información sobre los genomas”, aseguró.

“Si estos resultados son generalmente ciertos más allá de los robles rojos, esto sugiere que el enfoque de isla de calor urbana para estudiar la respuesta de las plantas a la temperatura subestima la intensidad de dicha respuesta”, enfatizó el investigador.

No incorporar la genómica a las proyecciones de cambio climático podría tener implicancias significativas, afirmó Des Marais. Esto, porque una de las herramientas con las que cuenta el IPCC para predecir las respuestas futuras al cambio climático en cuanto a la temperatura, son los gradientes urbano-rurales. Por ello, espera que los nuevos hallazgos se incorporen en el próximo informe, que está en fase de redacción.

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