¿Por qué hay tantos tornados en Estados Unidos y qué origina estas regiones tormentosas?
Durante los meses más cálidos, comienzan a gestarse las tormentas y los tornados en el Medio Oeste de Estados Unidos. Es todo un desafío seguir de cerca su evolución y es por ello que se estudian a través de modelos.
Un grupo de expertos de la Universidad de Purdue, liderados por el profesor Dan Chavas, han llegado a una importante conclusión con respecto a la formación de los tornados en el Medio Oeste de Estados Unidos.
No se trata de cazar tormentas en una camioneta y monitorearlas con radares ni tampoco de crearlas en un laboratorio para entender su anatomía o comportamiento. Dan Chavas, junto a su equipo, ha logrado recopilar una larga serie de datos históricos y con ellos ha elaborado escenarios hipotéticos en modelos informáticos complejos. En definitiva, es un probador de tormentas.
Chavas es un constante estudioso del tiempo severo y el clima global: a diario, investiga las causas de las tormentas eléctricas y tornados y su lugar de origen. Entre las principales regiones de formación de tormentas severas se encuentran el centro y el este de Estados Unidos, donde ocurren los tornados más dañinos y frecuentes de la Tierra.
Ingredientes que forman los tornados en Estados Unidos
Después de varias décadas de suposiciones sobre la génesis de los tornados, se han comprobado algunas hipótesis a través de la simulación de estos fenómenos meteorológicos. Esto ayudaría a averiguar qué hace que América del Norte sea un lugar de tanta actividad tormentosa.
Para entender si efectivamente este cuerpo de agua cálida y los accidentes geográficos de la zona influyen en el tiempo extremo del Medio Oeste de Estados Unidos, el equipo realizó experimentos en modelos meteorológicos y climáticos. Los focos del estudio consistieron en aplanar las Montañas Rocosas y llenar con tierra el Golfo de México para, a través de los cambios en la superficie terrestre, ver cuánto cambiaban estos efectos atmosféricos.
Al comparar los efectos de la superficie terrestre en América del Norte y en América del Sur –debido a que tienen una geografía similar e intensa actividad eléctrica– se determinó que el terreno áspero del este de la cordillera de los Andes, en parte por las colinas y los altos árboles de la región amazónica, puede desempeñar un papel importante en la prevención de tornados sobre el centro de América del Sur. Por tal motivo, en esta región habría menor cantidad de tornados al año que en América del Norte, donde el aire fluye suave desde el Golfo de México con menor interferencia.
Estos son algunos de los resultados de las simulaciones, extraídos de un comunicado de la Universidad de Purdue:
- Sin el Golfo de México, las fuertes tormentas eléctricas se desplazaron hacia el este desde el centro de las Grandes Llanuras hasta Illinois, aunque se redujeron en el sur de Texas.
- El equipo suavizó la zona ecuatorial de América del Sur para asemejarla a una superficie oceánica, lo que aumentó drásticamente el potencial de tornados del centro de América del Sur. También realizaron experimentos en los que la región del Golfo de México se endureció para que fuera similar a una superficie terrestre boscosa, lo que suprimió fuertemente el potencial de tornados de América del Norte.
En base a estas simulaciones, se pudiera también predecir el clima futuro. El cambio climático antropogénico, que ya nos amenaza desde hace unas décadas, incide en la intensidad de las tormentas severas. Con esta información, surge una duda: ¿podría el rebrote de los bosques orientales de los Estados Unidos afectar también a los tornados?
Con respecto a estos fenómenos, Chavas concluye que, en un futuro, "los lugares que no los vieron antes pueden verlos más, y los lugares que tenían más pueden verlos menos". Todo depende de los cambios que sufran los patrones climáticos y la superficie terrestre.