Protecciones costeras ante eventos extremos: ¿naturales o antrópicas?
Las costas naturales tienen un rol de protección frente a eventos extremos que se ve disminuido, o incluso impedido, por el manejo urbanístico del hombre. Pero también existen soluciones construidas, que integran el sistema costero con las ciudades.
Las costas, de forma natural, son espacios de amortiguación frente a eventos extremos provenientes del océano, ya sean marejadas o tsunamis. Dentro de los tipos de costa existentes, cada uno cumple su función de protección en mayor o menor medida, donde la finalidad en todos los casos es disminuir la energía que transporta el mar en su avance hacia tierra. Y la existencia de cada tipo está condicionada por el clima y la situación geográfica que ocupan dentro del planeta.
Dentro de los tipos de costa más importantes tenemos: las playas con o sin sistemas dunares, los arrecifes de coral, los manglares y los humedales costeros. El problema a nivel mundial es que, cada vez más, los proyectos inmobiliarios se están ubicando en las zonas próximas a la costa sacrificando estas unidades geográficas, así como también las comunidades biológicas asociadas a estas.
En las últimas décadas, gracias a la comunidad científica, a la evidencia explícita de la degradación de los ecosistemas y a los riesgos sufridos en comunidades costeras, se está poniendo énfasis en recuperar estos ecosistemas para devolverles su rol protector, y además se están copiando sus bondades para diseñar protecciones costeras que, aun siendo construidas, se integren dentro del paisaje natural cumpliendo también un rol social y cultural con la población. A estas construcciones se les denomina también Soluciones Basadas en la Naturaleza (NBS por sus siglas en inglés) o infraestructura verde.
Dentro de estas soluciones implementadas en las costas, las más recurrente son el uso de plantas nativas para la restauración de humedales, estructuras protectoras de piedra y rocas, arrecifes artificiales, vegetación acuática sumergida, sistemas retenedores de arena para restauración de dunas y regeneración de playas. Todas estas soluciones están encaminadas a mejorar o crear la capacidad de protección de los distintos tipos de costas.
Y algo importante, como afirma la United States Environmental Protection Agency (EPA), es que esta infraestructura verde también puede complementarse con infraestructura gris (uso de concreto) en los casos donde solo una solución NBS no sea capaz de garantizar la seguridad de la zona costera.
Para los casos en los que la actuación no puede hacerse en la misma costa o zonas acuáticas cercanas, existe otro tipo de soluciones mezcla de infraestructura verde y gris. Éstas se ubican en las zonas de inundación y sirven no solo como protección frente a eventos extremos sino también como zonas de esparcimiento para la población. Uno de los ejemplos más claro de este tipo de soluciones se ha construido en Chile y se trata de un bosque de mitigación de tsunamis que ha recibido el nombre de Parque Fluvial de Mitigación y que inauguró su primera etapa en enero de 2019 en la localidad costera de Constitución.
En definitiva, la tendencia es hacia la restauración de sistemas naturales cuando sea posible, y el uso de sistemas mixtos, principalmente en áreas urbanas, para integrar naturaleza y ciudad.