¿Qué es un “Derecho”? El fenómeno de tiempo extremo que ocurrió en Europa
La palabra "derecho" fue creada en 1888 por el Dr. Gustavus Hinrichs, profesor de física en la Universidad de Iowa. Hinrichs usó el término para distinguir los vientos en línea recta, inducidos por tormentas, de los que se asociaban a vientos rotativos como los tornados.
Un 'derecho' es una tormenta de viento generalizada y de larga duración. Los derechos están asociados con chubascos o tormentas eléctricas que se mueven rápidamente, conocidas como ecos de arco, líneas de turbonada o sistemas convectivos casi lineales.
Aunque un derecho puede producir una destrucción similar a la de un tornado, el daño generalmente ocurre en una dirección a lo largo de un camino relativamente recto. Como resultado, el término "daño por viento en línea recta" se usa a veces para describir la destrucción causada por un derecho.
¿Cómo se identifica un 'derecho'?
Por definición, si el largo de los daños causado por el viento se extiende por al menos 650 km, tiene unos 100 km de ancho, incluye ráfagas de viento de al menos 93 km/h en la mayor parte de su longitud, y también incluye varias ráfagas bien separadas de 121 km/h o mayor, el evento puede ser clasificado como un derecho.
El derecho que genera convección también debe contener ciertas características de tormentas observadas por radar, como ecos en formato de arco y corrientes descendentes en la parte trasera de la tormenta. Este requisito se agregó a una definición revisada de "derecho" introducida en 2016, que tenía la intención de hacer que la definición tuviera una base más física, es decir, centrada en los procesos meteorológicos considerados responsables de la producción de vientos superficiales organizados y dañinos.
Fuerza y variación de los vientos en un derecho
Los vientos de un derecho deben cumplir con los criterios establecidos por el Servicio Meteorológico Nacional de los Estados Unidos, con ráfagas de viento fuertes (superiores a 90 km/h) en la mayoría de los puntos a lo largo de la trayectoria de la tormenta. Sin embargo, en derechos más intensos, los vientos pueden superar los 160 km/h.
Por ejemplo, un derecho cruzó el norte de Wisconsin el 4 de julio de 1977, con vientos medidos de 185 km/h. En una otra ocasión, un derecho cruzó por Wisconsin y el Bajo Michigan durante la madrugada del 31 de mayo de 1998 y produjo una ráfaga de viento medida de 205 km/h en el este de Wisconsin y ráfagas estimadas de hasta 210 km/h en el Bajo Michigan.
Los vientos asociados a los derechos no son constantes y pueden variar considerablemente a lo largo de su trayectoria, estando a veces por debajo de límites severos (90 km/h o menos), y, en otras ocasiones, pueden ser mucho más fuertes (de 120 km/h a más de 160 km/h). Las ráfagas de viento más fuertes dentro de la trayectoria general de un derecho son producidas por un fenómeno denominado de 'explosiones', y estas 'explosiones' a menudo ocurren de forma irregular, junto con microrráfagas y explosiones incrustadas.
Riesgos asociados y posibles daños
Los derechos son más comunes en la estación cálida. Así, los que participan en actividades al aire libre están más expuestos al riesgo. Los campistas o excursionistas en áreas boscosas son vulnerables a lesionarse o sufrir fatalidad por caída de árboles, mientras que quienes frecuentan áreas de mar corren el riesgo de lesionarse o ahogarse debido a los vientos huracanados y las altas olas que pueden volcar los barcos.
Los ocupantes de automóviles también son vulnerables a la caída de árboles y postes de electricidad. Además, los vehículos de alto perfil, como los camiones con semirremolque, los autobuses y los vehículos utilitarios deportivos, pueden volcarse. En eventos al aire libre como ferias y festivales, las tiendas de campaña que caen y los escombros que vuelan pueden causar la muerte o lesiones de los participantes.
Incluso aquellos que están en el interior de viviendas pueden estar en riesgo de muerte o lesiones durante el paso de un derecho. Las casas rodantes, en particular, pueden resultar destruidas, mientras que graneros y edificios similares pueden sufrir daños considerables. Las personas dentro de las casas, negocios y escuelas a veces son víctimas de la caída de árboles y ramas que atraviesan paredes y techos; también puede resultar lesionado por el vidrio de una ventana rota. Por último, los daños estructurales en el propio edificio (por ejemplo, la voladura de techos) pueden suponer un peligro para las personas que se encuentran en el interior.