¿Qué nos hace verdaderamente felices? La ciencia revela cuáles son los pilares para lograr el bienestar

Ni la fortuna ni las tragedias determinan nuestra felicidad a largo plazo. En cambio, factores como las relaciones, la salud y nuestra capacidad de adaptación parecen tener un rol crucial

Pilares de la felicidad
Cultivar relaciones saludables, encontrar un propósito en la vida, practicar la gratitud y cuidar de nuestra salud física y mental son algunas de las claves para una vida más feliz.

¿Has soñado alguna vez con ganar la lotería? Imagina tener todo el dinero del mundo para comprar lo que quieras y vivir sin preocupaciones. ¿Crees que serías la persona más feliz del planeta?

Pues tal como dice esa famosa frase cliché “el dinero no compra la felicidad”. La ciencia dice que la relación entre dinero y ser feliz no es tan sencilla como parece.

El mito del dinero y el poder de la adaptación

Definir la felicidad es como intentar atrapar agua con las manos: escurridiza y cambiante. En un intento por descubrir más acerca de esta emoción, un estudio de fines de los 70 planteó una pregunta tan extraña como reveladora: ¿Son más felices los ganadores de la lotería o quienes quedan parapléjicos tras un accidente?

Sorprendentemente, ambos grupos experimentaron cambios similares en sus niveles de felicidad a largo plazo.

Los ganadores de la lotería, aunque inicialmente experimentaron una euforia inmensa, con el tiempo se acostumbraron a su nueva situación y comenzaron a encontrar menos placer en las cosas simples de la vida.

Por otro lado, las personas paralizadas, a pesar de enfrentar un desafío mucho mayor, también lograron adaptarse y encontrar momentos de felicidad en su día a día.

Entonces ¿tener buena salud es lo que nos hace felices?

Dicen que una persona sana es más feliz y la ciencia lo demuestra. La salud afecta a la felicidad, pero también ocurre al revés.

Un metaanálisis de 2017, que analizó datos de más de un millón de personas, concluyó que tanto la eudaimonía – florecimiento personal y vida virtuosa–, como el bienestar afectivo están asociados a una mejor salud y longevidad.

Salud y bienestar
Las personas enfrentan una caída inicial en su bienestar tras un diagnóstico grave o accidente, pero, con el tiempo, pueden recuperar niveles previos de felicidad al adaptarse a su nueva realidad.

Cuando el cerebro experimenta felicidad, activa mecanismos de relajación y autorreparación que disminuyen el cortisol, la hormona del estrés.

Esto, a su vez, reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, hipertensión y diabetes. Además, las personas felices suelen disfrutar de un sueño más reparador, lo que refuerza aún más su salud física y mental.

Amor y conexión social: el secreto menos secreto

Las relaciones sociales, y en particular el amor, son factores determinantes para nuestra felicidad. Sentirse conectado con los demás a nivel físico y emocional es una necesidad básica del ser humano.

El Estudio de Harvard sobre el Desarrollo de Adultos, una de las investigaciones longitudinales más largas de su tipo, ha demostrado de manera concluyente que las personas con relaciones sociales sólidas y positivas viven más tiempo, son más felices y disfrutan de una mejor salud mental.

Conexiones sociales
Las relaciones nos brindan un sentido de pertenencia, apoyo emocional y un propósito en la vida.

El amor, sin embargo, no se limita a las parejas. Tener amigos cercanos, redes de apoyo y tiempo de calidad con otros también alimenta la felicidad.

En contraste, relaciones tóxicas o solitarias pueden erosionar el bienestar, aumentando incluso riesgos de salud mental y física, según datos del mismo estudio.

¿Entonces, qué nos hace felices? La ciencia sugiere que no hay una única respuesta.

Combinar salud, relaciones significativas y una perspectiva optimista podría ser lo más cercano a una receta universal, pero recuerda: la felicidad no es un destino, sino una actitud.

Fuentes y referencias de la noticia:

- Brickman P. et all. Lottery winners and accident victims: is happiness relative?. Journal of personality and social psychology. (1978).

- Martín M. et all. The Impact of Subjective Well-being on Mortality: A Meta-Analysis of Longitudinal Studies in the General Population. Biopsychosocial science and medicine. (2017).