¿Qué significa realmente dormir bien? La ciencia desmiente mitos sobre el descanso perfecto
El sueño saludable es más complejo que dormir ocho horas seguidas. Te contamos qué significa realmente dormir bien y cómo tu percepción puede afectar la calidad de tu descanso
La mayoría de nosotros pensamos que un buen sueño implica dormir profundamente sin interrupciones desde que nuestra cabeza toca la almohada hasta que nos despertamos ocho horas después sintiéndonos renovados. Sin embargo, nueva evidencia revela que esta idea es un mito.
El estudio publicado en la revista Journal of Clinical Sleep Medicine (JCSM) sugiere que un sueño saludable implica pasar por diferentes ciclos durante la noche, despertándose brevemente varias veces. Además, la duración del sueño no es lo único importante, sino también la calidad.
Ciclos de sueño, una montaña rusa
Contrario a la creencia popular, dormir bien no implica estar completamente inmóvil y ajeno al entorno durante ocho horas seguidas.
Los adultos atraviesan de cinco a seis ciclos de sueño por noche, cada uno con una duración aproximada de 90 minutos.
Al final de cada ciclo, es normal despertarse brevemente. Esto puede suceder hasta cinco veces por noche y, en la mayoría de los casos, no llegamos a recordarlo.
Los expertos en sueño consideran que estos microdespertares son una parte natural del descanso nocturno y no afectan la calidad del sueño siempre que se mantengan cortos y no causen incomodidad.
Dormir bien no es solo cuestión de horas
Es frecuente escuchar que los adultos deben dormir entre siete y nueve horas diarias. Si bien la cantidad de sueño es importante, la calidad es aún más determinante.
Un sueño reparador implica conciliar el sueño rápidamente (idealmente en menos de 30 minutos), disfrutar de un sueño tranquilo y despertarse sintiéndose descansado y revitalizado.
Sin embargo, muchos factores pueden interferir en nuestro descanso. Los trastornos del sueño, como el insomnio o la apnea del sueño, pueden dificultar conciliar el sueño o mantenerlo durante toda la noche. Además, el estrés, el dolor crónico y ciertos medicamentos también pueden afectar la calidad de nuestro sueño.
¿Por qué no dormimos bien?
Los trastornos del sueño son comunes. Según un artículo publicado por la Sleep Health Fundation, hasta el 25% de los adultos sufren de insomnio, un trastorno del sueño en el que puede ser difícil conciliar o mantener el sueño, o puede que te despiertes más temprano por la mañana de lo que te gustaría.
Los despertares nocturnos no siempre están relacionados con los ciclos naturales del sueño. Factores como el ruido del tráfico, mascotas inquietas o niños que necesitan atención también pueden interrumpir el descanso.
Estos despertares "forzados" suelen generar frustración y dificultar la capacidad de levantarse en la mañana, prolongando la sensación de cansancio.
Desvelando los misterios del sueño con la tecnología
Los dispositivos de seguimiento del sueño, como los relojes inteligentes, nos ofrecen una ventana a nuestros patrones de sueño. Sin embargo, es importante recordar que estos dispositivos no son infalibles y pueden proporcionar una imagen incompleta de nuestro descanso.
El estudio publicado en la JCSM encontró que, aunque los relojes inteligentes pueden mejorar la percepción de la calidad del sueño, tienen limitaciones al medir la duración y las etapas del sueño en comparación con la polisomnografía.
A pesar de estas limitaciones, algunos expertos sugieren que los dispositivos pueden ser útiles para identificar patrones de sueño y ajustar comportamientos que puedan estar afectando negativamente el descanso. Algunos consejos para tener un sueño reparador son:
- Establece una rutina: acuéstate y levántate a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana.
- Crea un ambiente propicio: asegúrate de que tu dormitorio sea oscuro, silencioso y a una temperatura agradable.
- Limita el uso de pantallas: la luz azul emitida por los dispositivos electrónicos puede interferir con la producción de melatonina, la hormona del sueño.
- Reduce el estrés: practica técnicas de relajación, como la meditación o el yoga, antes de acostarte.
- Evita las siestas prolongadas: las siestas cortas pueden ser beneficiosas, pero las siestas largas pueden interferir con el sueño nocturno.
Dormir bien no se trata de aspirar a una perfección inalcanzable, sino de comprender las necesidades de nuestro cuerpo y respetar su ritmo natural.
La próxima vez que despiertes brevemente durante la noche, no lo veas como un enemigo del descanso, sino como una señal de que estás atravesando las fases del sueño tal como la naturaleza lo diseñó.
Ajustar hábitos y, si es necesario, buscar la guía de un especialista, puede ser la clave para un descanso realmente reparador.
Fuentes y referencias de la noticia:
- Berryhil S., et all. Effect of wearables on sleep in healthy individuals: a randomized crossover trial and validation study. Journal of Clinical Sleep Medicine. (2024)
- Sleep Health Fundation. How much sleep do you really need?. Artículo publicado en el blog de la Sleep Health Fundation.