Si tienes un gato en casa puedes anticiparte al pronóstico del tiempo… ¡y no lo sabías!
Desde hace muchos años en diversas culturas algunos comportamientos de estos felinos son asociados al vaticinio de eventos meteorológicos. ¿Cuánto hay de superstición y de ciencia en esta afirmación?
La relación entre los humanos y gatos comenzó hace unos 9.500 años, según el hallazgo de un gato junto a una persona en una tumba descubierta en Chipre durante investigaciones arqueológicas en el 2004.
Aunque no se sabe con certeza cuando los gatos —provenientes de al menos dos linajes (Felis Lybica y Felis Silvestre)— se convirtieron en “domésticos”, hace unos 5000 años en Egipto ya se daba cuenta de la estrecha (y beneficiosa) relación entre humanos y felinos. No es de extrañar que desde las primeras dinastías egipcias (3000 años A.C.) se rindiera culto a Bastet, la diosa del amor y la armonía, que se representaba con el cuerpo de una mujer con cabeza de gato.
Desde entonces, durante miles de años, los gatos han estado conviviendo con las personas, que suelen estar atentas a sus enigmáticos comportamientos, por lo que muchos dicen que son seres que nunca acabas de conocer.
¡Creo que mi gato lo sabe!
En Gran Bretaña se hizo popular la creencia de que cuando se lavaban atentamente las orejas llegaría una lluvia intensa, mientras que en Holanda se cree que si el gato araña las alfombras y cortinas se avecinan vientos fuertes. En otros países se cree que la ola de frío era presagiada por el gato que se colocaba de espaldas al fuego de la chimenea o dormía con las cuatro patas debajo de su cuerpo.
Los marinos de varias civilizaciones llevaban consigo gatos en sus travesías, no solo para controlar plagas, sino porque, según sus observaciones, si un gato lamía su pelaje a contrapelo se avecinaba una granizada; habría lluvia muy pronto si estornudaba; y si estaba inquieto eran de esperar fuertes ráfagas de viento.
¿Por qué mi gato es “pronosticador del tiempo”’? La ciencia tiene la respuesta
Estos comportamientos peculiares de los gatos, que parecen avisar de eventos meteorológicos, tienen una relación directa con el sistema sensorial de estos animales.
Estos felinos son capaces de escuchar sonidos de alta frecuencia (hasta 85 KHz) además de poder orientar sus orejas a la fuente sonora, pues la musculatura del pabellón auditivo le permiten rotarlo 180⁰. Al escuchar sonidos emitidos por aves e insectos a gran distancia, pueden interpretarlos como cambios inminentes en las condiciones del tiempo.
También son capaces de percibir el “olor a tierra mojada” hasta horas antes de que ocurra una tormenta, pues su agudo sistema vomeronasal, le permite sentir el olor característico de la atmósfera ozonizada, que se origina por la descomposición química del oxigeno ante la reacción eléctrica del relámpago.
Si con esto no bastara, nuestros amigos gatunos tienen en su piel y en algunos órganos internos unos receptores nerviosos llamados corpúsculos de Pacini, capaces de percibir los cambios de presión atmosférica. Las vibrisas –que no son más que los “bigotes”– están conectadas a terminaciones nerviosas profundas del animal, y le dan información del cambio de intensidad y dirección del viento, que modificarían su comportamiento, pues siempre están buscando los lugares más apacibles.
Los gatos son también muy sensibles a la electricidad estática presente en la atmósfera durante una tormenta, a la que reaccionan con maullidos y movimientos repentinos, además de esconderse.
Así que cuando tu gato se vuelve irritable y escurridizo, o maúlla más de lo habitual, te estará avisando de algún evento meteorológico por suceder. Es en ese momento que podrás que confirmar su aviso con los certeros pronósticos de Meteored.