Tipos de nieblas: ¿Cuál es la diferencia entre niebla y neblina?
Estos términos meteorológicos no son sinónimos, pese a que forman parte de la familia de los hidrometeoros (partículas de agua). La Organización Meteorológica Mundial reconoce 8 tipos de nieblas, ¿las conoces?
¿Cuál de las siguientes alternativas es la correcta? Entre estas tres opciones, ¿cuál es la que eliges?
- a) Veo muy poco producto de la neblina densa.
- b) Veo muy poco producto de la niebla densa.
- c) Ambas son correctas.
Aunque es sutil, existe una divergencia entre los conceptos meteorológicos niebla y neblina. La diferencia entre esta nubosidad cercana al suelo radica en la distancia en que cada uno de estos fenómenos naturales te deja observar. Así de simple.
La niebla no te permite ver más allá de mil metros (1 kilómetro), mientras que con la neblina sí puedes observar el horizonte a una distancia mayor de mil metros (más de 1 kilómetro). Entonces, la alternativa correcta es la b. La niebla es densa, espesa, tupida; no así la neblina.
“El término niebla se utiliza cuando las gotitas microscópicas reducen la visibilidad horizontal en la superficie de la Tierra a menos de 1 kilómetro, mientras que neblina se utiliza cuando las gotitas no reducen la visibilidad horizontal a menos de 1 kilómetro”, explica la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
La OMM detalla que “la reducción de la visibilidad depende de la estructura de la niebla, y especialmente, de la densidad numérica y la distribución del tamaño de las gotitas de agua. Esta estructura puede variar en gran medida en el tiempo y el espacio”.
¿Y la bruma? Depende. Hay bruma que sí tiene que ver con las gotas microscópicas de agua suspendidas en el aire, sólo que es menos compacta. Pero, además, la bruma puede generarse por otro conjunto de partículas en suspensión (aerosoles), ya sean sólidas o líquidas, como el polvo, por ejemplo.
Tipos de nieblas
La Organización Meteorológica Mundial define la niebla como “gotitas de agua muy pequeñas suspendidas en el aire, habitualmente microscópicas, que reducen la visibilidad en la superficie de la Tierra”. La OMM las ordena de acuerdo con el origen de su formación.
Niebla por radiación
Se forma cuando la superficie del suelo se enfría, especialmente, en noches sin viento y con cielo despejado. Este enfriamiento satura el aire en la superficie creando la niebla. Es muy común en los valles, especialmente, en el invierno y la primavera.
Niebla de advección
Se origina debido al movimiento del aire húmedo y ligeramente cálido hacia una superficie a más fría. Ese cambio hace bajar la temperatura de la masa húmeda convirtiéndola en gotitas que formarán la niebla. Es habitual en sectores costeros.
Niebla por evaporación
Se forma por el movimiento del aire frío y estable sobre una masa de agua mucho más cálida. La evaporación de la masa de agua cálida satura el aire frío que está encima; el vapor de agua se condensa y produce la “niebla de vapor”.
Niebla de ladera: Se origina cuando el aire asciende sobre la pendiente de la montaña y alcanza la temperatura de saturación debido a la altitud. Cuando se observa desde abajo, puede tener el aspecto de una nube.
Niebla de montaña: Es la nubosidad baja que cubre terrenos elevados. La niebla de montaña no implica necesariamente un movimiento ascendente como sucede con la niebla de ladera.
Niebla frontal: Se forma cuando la lluvia procede de aire cálido y precipita sobre aire frío y estable. En condiciones de poco viento, la niebla puede formarse por la evaporación de las gotas de lluvia que saturan el aire próximo al suelo.
Niebla engelante: Se produce con temperaturas bajo 0 °C cuando las gotitas de niebla se congelan al entrar en contacto con el suelo u otros objetos para formar cencellada blanca.
Niebla helada: Se forma cuando el vapor de agua se introduce en la atmósfera. Este vapor se condensa y forma gotitas que se congelan rápidamente en partículas de hielo con una forma cristalina poco definida. Se observa en latitudes altas, normalmente con tiempo despejado y en calma, y a temperaturas por debajo de -30 °C.