Una guerra nuclear podría ser detonante de una nueva Era de Hielo
Cualquier guerra nuclear que se desatara en el planeta podría desencadenar un cambio brusco de temperaturas provocando un descenso de hasta 7 ºC menos en promedio. Esos valores son incluso inferiores a los registrados en la “Edad de Hielo”.
Un conflicto con armas nucleares en el planeta Tierra, aunque sea una guerra de escala regional, podría liberar tanto humo y hollín a la atmósfera superior que bloquearía la radiación solar y provocaría una disminución significativa de las temperaturas a nivel planetario.
En un informe realizado por el Departamento de Oceanografía y Ciencias Costeras de la Universidad Estatal de Luisiana (LSU según sus siglas en inglés), asegura que no importa quienes sean los protagonistas del conflicto, ya que una vez que haya transcurrido un mes desde la detonación de la primera arma nuclear, el humo liberado a la atmósfera se propagaría globalmente y generaría un efecto bloqueador del Sol provocando un descenso de hasta 7 ºC en la temperatura promedio del planeta.
Este estudio muestra la interconexión global de los sistemas de la Tierra, especialmente frente a perturbaciones, ya sean causadas por erupciones volcánicas, incendios forestales masivos o guerras.
El comportamiento de los océanos
Los océanos tardan más en recuperarse que la tierra, es probable que la recuperación de los océanos lleve décadas en la superficie y cientos de años en las profundidades, mientras que los cambios en el hielo marino del Ártico probablemente duren miles de años y sean efectivamente una "Pequeña Edad de Hielo Nuclear".
Las temperaturas del océano descenderían rápidamente y no volverían a su estado anterior a la guerra incluso después de que se disipara el humo. A medida que el planeta se enfría, el hielo marino se expandiría en más de 9 millones de kilómetros cuadrados y 2 metros de profundidad en algunas cuencas que bloquean los principales puertos.
La caída repentina de la luz y las temperaturas del océano, especialmente desde el Ártico hasta los océanos Atlántico Norte y Pacífico Norte lo que daría lugar a impactos globales a largo plazo. Los ecosistemas marinos se verían muy alterados tanto por la perturbación inicial como por el nuevo estado del océano, lo que daría lugar a impactos globales a largo plazo, matando, por ejemplo, a las algas marinas que son la base de la red alimentaria de los océanos, creando esencialmente una hambruna en los mares. Esto detendría la mayor parte de la pesca y la acuicultura.
La simulación de lo que podría pasar
Los investigadores simularon lo que le sucedería a los sistemas de la Tierra si se usaran en una guerra de gran escala, 4.400 armas nucleares de 100 kilotones para bombardear ciudades y áreas industriales, lo que resultó en incendios que arrojaron 150 teragramos, o más de 150.000 millones de kilos de humo de carbón negro absorbente de la luz solar, a la atmósfera superior. También simularon lo que sucedería en un conflicto regional, se detonaran alrededor de 500 armas nucleares de 100 kilotones que arrojarían de 5 a 47 teragramos, o de 5.000 a 10.300 millones de kilos de humo y hollín a la atmósfera superior.
Los resultados obtenidos muestran que los efectos de una guerra de tal magnitud tendrían un efecto en la atmósfera aún peor que la erupción de cualquiera de los supervolcanes conocidos, como Aira Volcano en Japón, el Volcán Campi Flegrei en Italia, el Volcan Karymshin de Rusia o el Long Valley Caldera, en Estados Unidos, entre otros. Pero la mayor diferencia radica en que una erupción volcánica es inevitable y no podemos hacer nada al respecto, ya que es un evento natural, pero si se puede evitar un conflicto bélico de características nucleares.