¿Vestigios de evolución? Hallan diente prehistórico en cueva de Laos
Un equipo de arqueólogos encontró un diente de más de 130.000 años en una cueva de Laos. Se piensa que perteneció a una niña denisovana. Al parecer, estamos ante otra pista para descifrar los grandes secretos de la evolución humana.
El diente de una niña fue desenterrado en una cueva en el noreste de Laos. Este descubrimiento pudiera revelar nuevos conocimientos sobre la especie humana extinta conocida como denisovanos. Pero aún falta por comprobar su origen: el ADN sobre el diente estaba muy poco conservado. El molar puede ser uno de los pocos restos fósiles que se tienen de estos misteriosos homínidos.
Las excavaciones comenzaron en 2018 en un lugar conocido como Cueva Cobra, al norte de la capital de Laos, Vientiane. Entre restos de fósiles de distintos animales, apareció el diente: a pesar de su escasez de ADN, los investigadores determinaron que por su gran tamaño, su forma –corta y arrugada– y las características de su esmalte podía ser de un denisovano. Además, por sus raíces poco desarrolladas y las proteínas adheridas al esmalte, probablemente era de una niña.
Los resultados fueron publicados el pasado martes (17) en la revista científica Nature Communications: es el segundo fósil de Denisovano que se encuentra fuera de la Siberia. Si se demuestra, reforzaría la suposición sobre su estancia en Asia meridional y su fuerte adaptación a distintos climas. Laura Shackelford, paleoantropóloga de la Universidad de Illinois, explica para Nature: «Siempre hemos asumido que los denisovanos estaban en esta parte del mundo, pero nunca tuvimos la evidencia física», comenta la coautora del estudio. “Esta es una pequeña prueba de que realmente estaban allí”.
ADN no se conserva bien en el trópico
La mayor parte de evidencias sobre la existencia de los denisovanos proviene de la Siberia. En condiciones frías y secas, los fósiles resisten más que en condiciones cálidas y húmedas: es por ello que los especímenes hallados en la cueva de Denisova permanecen en buen estado de conservación.
En efecto, en un clima tropical es difícil extraer fósiles con su ADN bien conservado. Esto representa un gran desafío para los investigadores. Sin más fósiles o análisis de ADN, “la realidad es que no podemos saber si este molar único y mal conservado perteneció a un denisovano”, afirma Katerina Douka, científica arqueológica de la Universidad de Viena.
¿Qué conocemos sobre los denisovanos?
Desde su descubrimiento de 2010, se buscan más indicios de su presencia en la Tierra para entender más nuestra evolución. En esa ocasión, "los científicos secuenciaron el ADN de un hueso de la punta de un dedo encontrado en la cueva Denisova en Siberia", según relata la revista Nature.
Se sabe que alrededor del 4% del ADN en los indígenas papúes y australianos es atribuido a un antepasado denisovano: esto da a pensar que se cruzaron con humanos modernos del sudeste asiático. Otros restos han sido identificados en una cueva tibetana: en 2019 un monje tibetano halló una mandíbula similar a la humana. La secuencia de ADN extraída coincidió con la de la cueva de Denisova. Es posible que transmitieran un gen que ayuda a las personas modernas a enfrentarse a grandes elevaciones.
El mismo año, investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén realizó la primera reconstrucción facial de los denisovanos. En la imagen (arriba) vemos una representación de cómo eran. Mientras tanto, se seguirán buscando respuestas sobre su existencia y relación con los humanos actuales.