Lluvias de invierno: las esperanzas se centrarán en agosto
Estamos abriendo las puertas al invierno climatológico, que se inicia en el mes de junio. ¿Será que las lluvias retornarán a las zonas del país que más lo necesitan, o caminaremos derecho al racionamiento hídrico en Chile?
Ya estamos a punto de comenzar el invierno climatológico en el hemisferios sur. Con su llegada, esperamos que la situación del déficit de lluvias —que comienza a avanzar de norte a sur— tienda a estancarse. Sin embargo, la proyección que nos presenta el Centro Europeo de Pronósticos a Mediano Plazo (ECMWF, por sus siglas en inglés), para el próximo trimestre, no es tan alentadora.
La situación ya no pasa ni siquiera porque sea un invierno dentro de lo normal, sino porque las precipitaciones que puedan generarse sean suficientes para mantener los niveles de agua necesarios para el uso de la población —incluso en un escenario de racionamiento hídrico, el que cada vez tiene más posibilidades de concretarse.
Agosto puede ser el mes decisivo
A pesar que el panorama hacia el inminente invierno climatológico (junio, julio, agosto) es de precipitaciones abajo de lo normal durante todo el periodo, la esperanza de recuperarnos —o al menos no cerrar con un saldo tan negativo durante la 'estación lluviosa' de la zona central de Chile— se centrará en agosto. Si bien el trimestre completo presentará anomalías negativas de precipitación entre Coquimbo y Los Ríos, la intensidad de esta anomalía se reducirá durante el mes de agosto.
Lo que más puede ser preocupante es que, además de sentir y vivir la falta de lluvias en los valles y costa del centro y parte del sur de Chile, la cordillera podría tener un déficit mayor, comprometiendo las reservas de nieve, esenciales para el abastecimiento de agua durante la época de deshielos.
Esto no quiere decir que no lloverá nunca más. Sí, tendremos precipitaciones, pero muy probablemente no en las cantidades necesarias como para ubicarnos nuevamente en una condición de superávit de precipitaciones en esta parte del país.
Patagonia puede cerrar con saldo positivo de lluvias en este invierno
Sí, lluvias. Porque las anomalías de temperatura previstas por el modelo climático del ECMWF indican valores levemente por sobre lo normal. Esto puede hacer más frecuente las precipitaciones líquidas durante el trimestre, por sobre la nieve en la zona austral de Chile.
La tendencia es que junio se presente como un mes de mayores precipitaciones, en particular en la franja que va desde el norte de Magallanes, la Región de Aysén y la zona cordillerana más sur de Los Lagos, con zonas donde podrían superar los 30 mm de precipitaciones por sobre el promedio mensual.
En julio y agosto, las precipitaciones pueden quedar con un saldo a favor de entre 20 a 30 mm en la zona insular de patagónica. Así, el invierno debe terminar con números favorables en lo que se refiere a acumulación de precipitaciones en una gran extensión de Chile Austral.
¿Qué ocurrirá si se concreta el pronóstico para el invierno para la zona central?
La respuesta a esto es de conocimiento de la mayoría de las personas que habita Chile —aunque no se diga a gritos—, y que vive de cerca la falta de lluvias y el cambio que el paisaje experimentó en los últimos años: racionamiento hídrico.
Ya no son apenas algunos ríos, lagos y embalses abajo de su nivel normal; son muchos los ríos por donde no se ve correr agua hace años: lechos de arena, piedras y tierra expuestos al cielo, que antes tuvieron agua y vida hasta sus márgenes; es la majestuosa blanca montaña, que cada vez vemos cómo reduce su blanca capa invernal, aquella que no sólo favorece el turismo de invierno, sino que nos daba la tranquilidad que en verano tendríamos suficiente agua para producir alimentos y abastecer los hogares de las familias que habitan el país.
Debemos tener consciencia de que el racionamiento de agua es algo que puede concretarse en el corto plazo, y tal vez sea una situación que no se revierta tan prontamente; más aún considerando la situación mundial crítica que se vive por la emergencia climática, donde las temperaturas no paran de subir, y los esfuerzos por detener las excesivas emisiones de gases de efecto invernadero no parecen dar resultados.